El Reporte Global de Competitividad 2017-2018, que publica cada año el Foro Económico Mundial (FEM), indica que Colombia perdió cinco lugares en el ranking mundial de competitividad: pasó de la casilla 61 en 2016 a la 66 en 2017. Los resultados evidencian que, pese a los esfuerzos nacionales que se han implementado en los últimos años con miras a mejorar la competitividad de las empresas nacionales, parece que el país no encuentra la fórmula adecuada.
Destaca el informe que Colombia presentó crecimiento en la evaluación del componente de innovación y sofisticación, aunque no estuvo a la par de la dinámica creciente que tuvo el resto del mundo. José Polo, profesor del IEEC de Uninorte, explica que la innovación por sí sola no va a generar competitividad en las empresas.
'La innovación es una estrategia transversal que debe hacer parte del ADN de todo empresario', dice. Para el profesor, la caída en los niveles de competitividad está asociada a la caída en la cuota de mercado de los productos nacionales en el mercado internacional.
Por su parte, Necti Arza, gestora de emprendimiento del Sena, plantea que está demostrado, por estudios de Confecámaras, que las empresas que implementaron una cultura de innovación y desarrollaron más productos y servicios nuevos, aumentaron su rentabilidad y posicionamiento en el mercado entre un 30 y 40% con respecto de las que no lo hicieron.
Según el FEM, la competitividad se define como la capacidad que tiene un país para usar de forma eficiente sus recursos y factores con el fin de alcanzar un crecimiento sostenido en el largo plazo, óptimos niveles de productividad y brindar prosperidad a sus habitantes. El Índice Global de Competitividad (IGC) del FEM es un indicador con escala de 1 a 7 que mide esta capacidad para los países, a través de 12 pilares agrupados en tres subíndices o componentes: requerimientos básicos, factores que mejoran la eficiencia y elementos de innovación y sofisticación. Para Colombia el IGC pasó de 4,30 en 2016 a 4,29 en 2017.
Entre 2016 y 2017 el componente de requerimientos básicos para Colombia se mantuvo en 4,3, pero el país perdió 5 puestos a nivel mundial. Esto se debió al bajo crecimiento económico que tuvo el país en 2017, el incremento de la deuda como porcentaje del PIB, el manejo de la inflación y la debilidad institucional.
El componente de factores que mejoran la eficiencia para Colombia se mantuvo constante en 4,4, pero el país perdió 6 posiciones a nivel mundial. Los componentes sobre eficiencia del mercado de bienes y del trabajo decrecieron ambos en un 1 punto y el de mercado financiero perdió 2 puntos. Aquí pudo incidir la entrada de productos extranjeros en el mercado nacional, la pérdida de confianza del consumidor, mayor regulación sobre la actividad, problemas en la flexibilidad de salarios y del mercado laboral.
Competitividad en el Caribe
Las brechas que existen en materia de capacidad de producción, innovación, desarrollo y tecnología entre las regiones de Colombia también han impactado sobre el nivel de competitividad. El Índice Departamental de Competitividad (IDC), del Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, muestra que existen amplias disparidades en los niveles competitividad de los departamentos: la mejor calificación registrada es para Bogotá, con un puntaje de 8,22 (donde 10 es el máximo puntaje alcanzable) mientras que en último lugar está el Chocó, con 2,63.
Gustavo Pacheco, jefe de Investigaciones Económicas de la Cámara de Comercio de Barranquilla, señala que es recomendable que se trabaje incansablemente en programas y proyectos cuyo alcance sea el impulso de la productividad, que es el principal determinante de los niveles de competitividad para la región.
La Cámara de Comercio de Barranquilla plantea que la competitividad de las empresas de la región Caribe se ha visto afectada por la baja productividad, los elevados costos de transporte, problemas de distribución de mercancías e inconvenientes en la gestión de los puertos. La región tiene un bajo desempeño en cuanto a los niveles de competitividad, al compararlo con la entidad territorial más competitiva, Bogotá. El departamento mejor ubicado según el IDC es el Atlántico en 8° lugar, con un puntaje de 5,52; el peor ubicado es La Guajira, en la posición 24 con 2,82.
'La Cámara de Comercio de Barranquilla viene impulsando una mesa de proyectos empresariales para la estructuración y formulación de iniciativas que fortalezcan el ambiente de negocios y cualifiquen el contexto de las empresas que pertenecen a segmentos productivos con alto potencial de desarrollo de esta sección del país', agrega Pacheco.
Carga tributaria limita capacidad de las empresas
La disminución del IGC de Colombia implica una desventaja competitiva de las empresas que se puede explicar fundamentalmente por la ausencia de políticas públicas que incentiven el desarrollo industrial. La carga tributaria que enfrentan las empresas de Colombia, en especial las pymes, limitan su capacidad de inversión y reinversión. Al no tener esos recursos económicos se ven obligadas a tener una capacidad productiva obsoleta. No existe una política de beneficios tributarios orientada al cierre de brechas tecnológicas, por tanto, las empresas no pueden adquirir nueva maquinaria y quedan rezagadas ante la competencia internacional, señala el profesor.
José Polo es profesor del Instituto de Estudios Económicos del Caribe, IEEC, de la Universidad del Norte.