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Quitarle tres ceros al peso no es una iniciativa nueva en Colombia y desde que surgió, hace varios años, ha generado opiniones a favor y en contra. La discusión se ha centrado en el costo que tendría este cambio para el país y los efectos de la medida.

La iniciativa volvió a tomar fuerza el pasado viernes y con un nuevo componente, cuando el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira, la planteó como una herramienta en la lucha contra la corrupción. Pues dijo que la aparición del nuevo peso colombiano dejaría sin valor las caletas de quienes cometen actividades al margen de la ley como lavado de activos.

Después de conocerse este planteamiento, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dijo que ya está diseñado el articulado del proyecto de ley que propone la reforma monetaria y que será presentado en las primeras semanas de marzo ante el Congreso de la República.

Cárdenas señaló que la propuesta cuenta con el respaldo de amplios sectores y que además, permitirá identificar los dineros mal habidos, los que tendrán que salir a la luz y podrán ser decomisados.

A su vez, el presidente de Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), Santiago Castro, dijo que no se opone a la medida de eliminación de los tres ceros.

'Lo interesante de la propuesta del fiscal es que sé que se cambiarán los billetes antiguos, especialmente los de alta denominación, que son los que han estado encaletando, porque esto pone en aprietos a las bandas criminales, a las disidencias, al Eln y todos los corruptos que han encaletado su dinero producto de actividades criminales', dijo Castro.

Los motivos

Una de las principales razones con las que el Gobierno impulsa la iniciativa es precisamente la lucha contra la corrupción y el interés de ponerle punto final a la 'economía subterránea y la monetización del delito en caletas', como lo aseguró el fiscal.

Se espera que con el 'nuevo peso colombiano', el dinero que está 'encaletado' producto de actividades criminales pierda valor, no entre a la economía formal y sea expropiado. 'No solo hacemos el tránsito al peso nuevo, sino que le hacemos perder el poder liberatorio a los pesos sucios', afirmó el fiscal en un foro de Asobancaria.

Sin embargo, el director del programa de Economía de la Universidad de Cartagena y del Observatorio Laboral de la capital de Bolívar, Dewin Pérez, explicó que desde el punto de vista económico, un país llega a esta medida cuando está atravesando por un fenómeno de hiperinflación en la que los precios suben más del 50% al mes y que creciendo a interés compuesto puede alcanzar una inflación anual muy cercana al 13.000%.

'Hasta los ciudadanos más desprevenidos saben que este no es el caso colombiano, pues el año anterior nuestra inflación fue de 4,09%, y para el 2018 esperamos estar por debajo del 4%', señaló.

Otros países de América Latina que han aplicado la medida de quitar ceros a su moneda son México en 1992 y Venezuela en 2008.

Las ventajas

De ser aprobada la iniciativa en Colombia, los mil pesos pasarían a ser un peso. Esto implicaría un proceso de transición entre la salida de circulación de las monedas y billetes viejos y la consolidación de los nuevos.

El ministro de Hacienda aclaró que el cambio no implicará exagerados costos para el Estado, pues la nueva familia de billetes ya está preparada ya que tiene los tres ceros sino la palabra mil, la cual será eliminada con la transición a la nueva moneda sin cambiar el diseño.

Sostuvo que la idea de eliminarle tres ceros a la moneda colombiana es muy buena, pues va a facilitar la vida, a hacer más fácil la contabilidad de las empresas y más simple la impresión de listas de precios de menús. Además, a los turistas extranjeros que visiten Colombia se les facilitará el cambio de moneda.

El empresario y analista económico Jospeh Daccarett aseguró que el cambio al nuevo peso ayudaría a reducir la inflación, pues permitiría controlar la inflación escondida que se presenta por el redondeo de los precios ante la dificultades con el cambio o vuelto. 'Es decir, que si un producto vale $19.850, el consumidor termina pagando $19.900, ya sea porque no quiere la moneda de $50 o porque el comerciante no tiene el cambio'.

Para el analista también 'se facilitaría el manejo de grandes sumas porque actualmente en país tenemos transacciones millonarias, las cuales se simplificarían con la nueva moneda'.

Disponibilidad de monedas

Por su parte, el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) Guillermo Botero, aseguró que el gremio ve con buenos ojos la iniciativa, pero considera necesario que el Gobierno garantice la circulación de monedas, especialmente de centavos que cobrarían valor, pues un centavo equivaldría a diez pesos.

'Es necesario que el Banco de la República emita suficiente moneda fraccionaria, porque si se redujeran ahora los tres ceros al peso, la tasa de cambio quedaría en aproximadamente $2,85, y se necesitarían las monedas de centavo', agrega.

Recordó que la Superintendencia de Industria y Comercio, obliga al comercio a entregar el cambio completo y para hacerlo necesitan de las monedas. 'Al no contar con moneda fraccionaria puede subir la inflación porque los comerciantes tienen que hacer un redondeo', añade.

Botero considera que los negocios que manejan equipos receptores de monedas como máquinas dispensadoras y parqueaderos tendrán que implementar mayores cambios.

Las desventajas

El profesor e investigador de la Universidad del Norte Jorge Quintero afirma que el cambio de moneda 'no tiene mucha utilidad' en la economía, más allá de facilitar transacciones y la contabilidad. 'En términos de los costos que puede generar la iniciativa no creo que sea muy útil'.

En cuanto a la otra motivación de la medida que es controlar las actividades ilícitas y los dineros que han generado, considera que se debe tener en cuenta a quienes siempre encuentran formas de 'hacerle el quite a la ley', por lo que no podrían lograrse resultados efectivos.

Señaló que si se tienen en cuenta los costos de las campañas educativas que se tienen que realizar para los usuarios de la nueva moneda, los ajustes para el sector privado y los cambios en los billetes, 'los beneficios no son suficientes'.

Dewin Pérez coincide con Quintero, en cuanto a que el cambio no obedecería a una necesidad urgente desde el punto de vista de los fundamentales de la macroeconomía del país, sino a una estrategia política y judicial.

¿Cómo afecta el bolsillo?

El director del programa de Economía de Unicartagena, Dewin Pérez, afirmó que la pregunta que se hace la gente es si el cambio del peso va a ser negativo, por miedo a que el dinero le alcance menos, pues con la reducción de los tres ceros, el salario mínimo sería de $781. Dijo que esto podría tener algún efecto psicológico que represente temor e inseguridad, sin embargo aclara que lo importante del salario no es su valor nominal, expresado en las unidades monetarias, sino su valor real, es decir expresado en la capacidad de compra. '¿Hay que preguntarse para qué me alcanza el dinero? 'En este sentido no se afectará la capacidad de compra ya que el sistema de precios tendrá que reflejar el cambio'. Lo que sí se presentará son cambios en las cifras de los precios de los productos.