Colombia es, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el octavo país con mayor porcentaje de informalidad de América Latina y el Caribe. Para 2016, la tasa de informalidad estaba en 60%, lo cual indica que más de la mitad de las personas que trabajan en el país lo hacen sin contar con las condiciones propias del trabajo decente.
Esta semana, el presidente Iván Duque, y la ministra del Trabajo, Alicia Arango, acordaron con los gremios empresariales y de trabajadores del país el Pacto para el Trabajo Decente, el cual busca fomentar el crecimiento del empleo formal, mejorar el acceso a protección social, proteger al trabajador e incentivar el diálogo social.
Leopoldo Gómez-Ramírez, director del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico de Uninorte (OCSA), indica que para disminuir los índices de informalidad se deben enfrentar todas esas causas subyacentes. 'Debe lucharse contra la pobreza y los bajos salarios, contra la corrupción y la falta de estado de derecho, y debe fomentarse el crecimiento económico'.
La OIT manifiesta que las iniciativas tomadas para disminuir la informalidad deben basarse en la combinación de políticas que fomenten el trabajo decente y el desarrollo inclusivo. Es necesario que estas acciones tengan como foco de atención la creación de nuevos empleos formales, productivos y libres, la transición con facilidad de trabajadores del sector informal al sector formal y se eliminen los factores de riesgo que lleven a la informalización.
En Colombia, sectores económicos como el comercio al por menor, pequeños restaurantes o servicios personales son los que mayor cantidad de trabajadores concentran y los que tienen las tasas de informalidad más altas. Cifras del Dane, para agosto de 2018, muestran que las actividades de comercio, hoteles y restaurantes, y servicios comunales, sociales y personales tienen una participación del 30% y el 23%, respectivamente, en la mano de obra; y tasas de informalidad del 42,3% y el 16,5%.
Reforma laboral
La ministra de Trabajo, Alicia Arango, plantea que la reforma laboral que se aplique en el país debe tener como premisa la disminución de la informalidad, para lo cual propone que los trabajadores que trabajen por horas y no alcancen a cubrir las 8 horas diarias puedan tener acceso a seguridad y protección social.
La migración de venezolanos a Colombia también se ha sentido en el mercado laboral: la entrada de mayor fuerza laboral aumenta el desempleo y disminuye los niveles de los salarios, pues hay más personas dispuestas a trabajar por menores salarios. La ministra ha indicado que la regularización de la mano de obra venezolana en el país no ha sido efectiva y a los empresarios les hizo un llamado de atención a no desplazar mano de obra formal colombiana por mano de obra venezolana contratada de forma irregular.
Kenkin Morales, directora del Observatorio Regional del Mercado de Trabajo del Atlántico, considera que el fomento del empleo formal en el país debe estar contenido en una política pública multienfoque que combine instrumentos para la productividad laboral, con políticas macroeconómicas que aporten a garantizar trabajo digno y decente a la población.
'Esta política deberá incluir estrategias para el aprovechamiento del capital humano disponible según sus talentos y competencias, que ayuden a potenciar la productividad de la fuerza laboral expresada en horas de trabajo frente a su aporte al PIB; así como estrategias para la efectiva articulación entre la academia y las empresas, en el macro del diseño y oferta de programas de formación que respondan a las necesidades del modelo productivo', agrega.
La mayoría de colombianos que se encuentran en situación de informalidad cuentan con bajos estándares educativos y solo han llegado a obtener estudios de primaria y secundaria. Según el Dane, entre junio y agosto de 2018 el 18,5% de las personas en situación de informalidad de las 23 ciudades principales de Colombia contaban con estudios de secundaria y el 54,6% con estudios de primaria
Región Caribe e informalidad
La Región Caribe muestra una situación preocupante en cuanto a informalidad: las ciudades capitales de la región tienen los índices más altos de informalidad en el país. De acuerdo con el Dane, entre junio y agosto de 2018 la tasa de informalidad para Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Montería, Sincelejo, Riohacha y Valledupar fue de aproximadamente el 60%.
Gómez-Ramírez dice que la informalidad laboral urbana es resultado de muchos factores, que van más allá de las actividades productivas de la región. 'Entre ellas están la pobreza y los bajos salarios, que causa que los trabajadores no puedan pagar sus impuestos, y la falta de estado de derecho y la corrupción gubernamental, que hace que tanto empresas como trabajadores no quieran pagar impuestos. Pero quizás el factor que más influye en la informalidad es la falta de crecimiento económico, que impide que tener negocios formales sea rentable'.
Análisis: Informalidad y educación
La relación entre mayores niveles de educación y menor participación en el empleo informal es un comportamiento que se observa a nivel mundial, aunque con marcadas diferencias dependiendo del nivel de desarrollo de los países.
Mientras en los países en desarrollo las personas sin educación formal representan el 93,9% del empleo informal y aquellos que cuentan con educación terciaria el 32%, en los países desarrollados el 52,7% del empleo informal se concentra en personas sin educación y tan solo el 16% en aquellos con educación terciaria.
Alexander Villarraga, director del IEEC de Uninorte.