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De acuerdo con el Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico de Uninorte (OCSA), el ingreso promedio por persona en el departamento ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años, llegando a ser de más de $9 millones por persona. Pese a este crecimiento positivo, la brecha con respecto a la media nacional ($18 millones) no se ha reducido y está por debajo del promedio de los principales departamentos ($11 millones).

Este martes, 30 de octubre, el OCSA realizará su IX Jornada Académica, donde se analizará la situación económica en el Atlántico, a través de los comentarios de Adolfo Meisel, rector de Uninorte, y Carlos Acosta, gerente de Desarrollo de la Alcaldía de Barranquilla. Durante la jornada, que se llevará a cabo desde las 9:00 de la mañana en el salón 12G2, se presentarán los balances del Atlántico en variables socioeconómicas como PIB per cápita, producción industrial, pobreza, informalidad y desempleo.

En el indicador de desempleo es donde el Atlántico presenta los mejores resultados al mantener una cifra inferior al promedio nacional desde el 2008. Sin embargo el departamento presenta rezagos en variables como ingreso por persona, producción manufacturera, pobreza monetaria e informalidad, en comparación con Valle de Cauca, Antioquia, Santander, Cundinamarca y la capital del país.

Datos del Dane indican que en los últimos 10 años el PIB del Atlántico ha significado en promedio el 4% de la producción de bienes y servicios en Colombia; por debajo de Bogotá (26%), Antioquia (14%), Valle del Cauca (10%), Santander (7%) y Cundinamarca (5%).

Leopoldo Gómez-Ramírez, director del OCSA de Uninorte, indica que gran parte de este rezago relativo tiene que ver con la existencia continua de lo que los economistas llaman dependencia de la trayectoria.

'Persiste en gran medida porque ha existido desde hace tiempo y no se ha hecho el esfuerzo de darle al departamento un ‘gran empujón’ para sacarlo de allí', agrega.

Industria y agro

La producción de la industria del Atlántico representa aproximadamente el 27% de la producción manufacturera de Bogotá y la tercera parte de la producción de este sector para departamentos como Antioquia y Valle del Cauca, según datos del Dane.

El situación en la producción real del Atlántico se debe a que sectores como el de establecimientos financieros, seguros, actividades inmobiliarias y servicios muestran un mejor desempeño que la industria manufacturera, que genera un mayor aporte a la actividad económica real, al empleo formal y al desarrollo del departamento. La producción industrial representa aproximadamente el 15% del PIB del Atlántico.

Gómez señala que, en general, no solo en el caso del Atlántico, la industria es el sector más importante para una región o país que está en vías de desarrollo. 'Es así porque la industria requiere la formación de capital humano en mayor escala que el comercio y los servicios'.

Por otro lado, datos del Dane muestran que en los últimos 10 años la producción agraria ha significado alrededor del 2% del PIB del Atlántico, haciendo que sea el segundo sector económico con menor participación en el departamento.

David Díaz, profesor del IEEC de Uninorte, indica que las sequías recientes han afectado la producción ganadera que se ha reducido a cambio de la producción de frutales que luce promisoria si el gobierno departamental y la nación se concentraran en resolver la inoperancia del riego agrícola.

Pobreza monetaria. El OCSA de Uninorte indica que en los últimos 18 años en el Atlántico se ha visto una reducción de la pobreza monetaria de aproximadamente 25 puntos porcentuales. A pesar de esto, el 25% de los ciudadanos del departamento son pobres.

Por su parte Barranquilla se encuentra por detrás de capitales como Bucaramanga, Bogotá, Pereira, Medellín, Manizales, Cali, Tunja, Ibagué y Villavicencio, en términos de pobreza monetaria, con una incidencia del 20%, según el Dane.

Andrés Vargas, profesor del IEEC de Uninorte, considera que para reducir la pobreza del departamento se deben atacar las condiciones estructurales que limitan la capacidad de una parte de la sociedad para alcanzar mayores niveles de ingreso, y que terminan consolidándose como condiciones de privilegio.

'Se requiere una redistribución de ingresos a partir de transferencias dirigidas a los más pobres, y, muy importante, procurando una estructura tributaria efectivamente progresiva, es decir que la tasa efectiva de tributación aumente conforme aumenta la capacidad de pago de los individuos', agrega.

* Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad del Norte ni de El Heraldo.