En 2018, el Atlántico se constituyó en uno de los focos de concentración donde más se registraron nuevas empresas: tuvo un crecimiento de 14,3% con respecto al 2017, que contrasta con el promedio de 0,8% que se reportó a nivel nacional. Durante 2018, en el país se crearon 328.237 nuevas unidades productivas, de las cuales el 5,4% se registró en el Atlántico.
Según el Global Entrepreneurship Monitor Colombia, estudio anual liderado por Uninorte y otras universidades a nivel nacional, que mide y analiza la tasa de actividad emprendedora (TEA), en el país este indicador viene aumentado, lo que indica que hay un efecto positivo en la creación de empresas marcado por la dinámica de la economía colombiana.
Eduardo Gómez, director del Centro de Emprendimiento de Uninorte, explica que la dinámica emprendedora en el Atlántico corresponde, en parte, a las políticas del Gobierno nacional que ha venido apoyando y premiando la inversión desde diferentes frentes en la Costa. 'Los gobiernos locales aprovecharon este apoyo y supieron invertir en el desarrollo de la infraestructura física (vías, puentes, puertos, aeropuertos, saneamiento básico, parques, colegios, etc.) lo que ha llevado a estimular la economía y la dinámica social en función del desarrollo empresarial', dice Gómez.
María José Vengoechea, presidente ejecutiva de la Cámara de Comercio de Barranquilla, dice que el aumento experimentado en la creación de nuevas empresas en el Atlántico no solo fue mayor que el promedio nacional, sino que también se situó por encima de Bogotá (4,9%), Antioquia (1%), Valle (7,5%) y Santander (-4,5%). Vengoechea considera que la amplia diferencia se debe al grado de confianza que tienen en la región los inversionistas y emprendedores del exterior.
Aunque en el Atlántico la participación del sector servicios es del 45% en el número de nuevas empresas registradas, Gómez indica que otros sectores como comercio exterior y portuario, más ciertas tendencias económicas como el crecimiento del turismo en el país, han beneficiado al departamento y a Barranquilla por su posición geográfica para lo portuario y turístico.
'Las últimas administraciones públicas de Barranquilla han trabajado para posicionarla como el centro de negocios con mayor proyección de Colombia y uno de los más importantes de Latinoamérica en el mediano plazo; logrando traer inversión, empresas extranjeras que se radican en la ciudad y eventos diversos que están posicionando a la ciudad para los negocios y la creación de empresas', agrega Gómez.
De acuerdo con el Doing Business (estudio del Banco Mundial sobre ambiente para hacer negocios a nivel mundial), el departamento y Barranquilla vienen mejorando en los últimos años en la disminución de trámites para abrir empresas y hacer negocios. Y desde la gobernación del Atlántico se está desarrollando la iniciativa Distrito de Innovación, que busca primordialmente articular y potenciar el ecosistema de innovación y emprendimiento del departamento.
Aunque en el Atlántico la dinámica del emprendimiento es muy positiva, aún se mantienen altas tasas de fracaso empresarial al igual que en el resto del país. Confecamaras reporta que el 70% de empresas no logra superar los 5 años a nivel nacional.
José Luis Ramos, profesor de Economía de Uninorte, señala que el porcentaje de empresas que logra sobrevivir al cabo de los cinco años es muy bajo ante los recursos económicos que se han podido gastar en el proceso de creación y sostenibilidad de los emprendimientos.
Para aumentar las probabilidades de éxito los emprendimientos deben conectarse con las tendencias económicas y de mercado que se vienen desarrollando en el departamento.
'Muchos fracasan porque no son anclados a cadenas productivas existentes con un relativo nivel de madurez y reconocimiento en el mercado nacional e internacional. Pretenden ser emprendimientos aislados a las propias dinámicas de los territorios, los cuales cuentan con aglomeraciones empresariales que tiene necesidades puntuales y que requieren ser resueltas de forma inmediata', agrega Ramos.
Otro aspecto que influye en el fracaso de los emprendimientos, según el profesor, es la falta de seguimiento y control por parte de las entidades públicas que ofrecen recursos para emprender. Su propuesta es seleccionar un operador que haga esta tarea de forma permanente y sea remunerado a partir de mantener los emprendimientos, por lo menos en los primeros tres años de forma activa.