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Tras el anuncio de la puesta en marcha del desarrollo de la Libra, criptomoneda que se gesta desde Facebook en conjunto con socios como las franquicias de Visa, MasterCard, Paypal, Uber, entre otras compañías, el mercado de monedas virtuales —y en particular el de su mayor exponente: el Bitcóin—, experimentó tendencia al alza en las últimas semanas. En medio de la incredulidad que aún persiste mayoritariamente frente a este tipo de monedas, el que empresas reconocidas apuesten por estas abre el debate sobre la conveniencia o no de su uso.

Pese a las voces de alerta ante los riesgos intrínsecos a este tipo de activos, los indicadores sugieren un incremento general a nivel mundial en el interés por las criptomonedas; sobre todo de aquellos inversionistas arriesgados o novatos que esperan recibir rentabilidades altas de forma fácil y rápida. Desde 2009, cuando apareció el Bitcón, bajo la figura del enigmático Satoshi Nakamoto, el mercado ha crecido a un ritmo importante, y ya cuenta con más de 2280 monedas virtuales disponibles.

Aunque se conocen como monedas, el profesor Jorge Quintero, de Economía de Uninorte, señala que no cuentan con los atributos para tal denominación, sino más bien como activos con capacidad para satisfacer funciones específicas, como medio de pago, depósito de valor o unidad de cuenta. 'No cuentan con un respaldo institucional en el caso de cualquier fraude o falla, y es por eso que cuando se presentan estas fallas su precio cae dramáticamente. Un nombre más apropiado sería el de criptoactivos, como lo hace el Banco de Pagos Internacionales'.

Precisamente esa desregularización que la caracteriza fue lo que impulsó su auge mundial, como una respuesta del mercado por lo ocurrido con los bancos a raíz de la crisis mundial de 2008, cuando las monedas de casi todo el mundo se devaluaron. Fue un periodo de desconfianza por los bancos centrales, frente a la sospecha de que estos manipulan las monedas para la conveniencia de intereses particulares. Así que su principio es permitir las transferencias con una moneda descentralizada, cuyo valor se lo dan las mismas personas que la usan.

Lo bueno y lo malo

De acuerdo con Jaime Palacios, profesor de Economía de Uninorte, debido a que la negociación de las criptomonedas es virtual y se realiza directamente entre el comprador y vendedor en internet, no tiene intermediarios para la transacción, lo cual implica un ahorro en la comisión que generalmente ha sido cobrada por el sistema financiero tradicional, es decir los bancos.

'A largo plazo, el sistema financiero irá perdiendo importancia y se beneficiará el comercio en general por la facilidad de las transacciones y la reducción de los costos. La era del blockchain será tan importante como lo fue la internet con todas sus virtudes', agrega.

Para los expertos, el principal atractivo de estas monedas virtuales, esencialmente, es su rol para impulsar transacciones de remesas y el comercio internacional. Sin embargo, es una modalidad que puede llevar a numerosas estafas, principalmente por el desconocimiento de los consumidores.

'Las criptomonedas se han prestado para servir como puerta de entrada para el lavado de activos, como medio de transacción para compra de bienes y servicios en el mercado negro y hasta es fuente de inspiración para la creación de múltiples pirámides a nivel nacional que prometen la multiplicación de su dinero de manera nunca antes vista; pero también han servido para aumentar la productividad de pequeños y medianos empresarios, aumentar la inclusión al mercado financiero de personas consideradas en calidad de vulnerables, y para agilizar la transferencia económica de las remesas de países desarrollados a países menos desarrollados con muy bajo costo y en corto tiempo', señala Yuli Gómez, profesora de la Escuela de Negocios de Uninorte.

El valor de la confianza

La principal preocupación sigue siendo la volatilidad que las caracteriza, por los altos niveles de especulación que giran en torno a este mercado y los cambios en la confianza del público. María Esperanza Cuenca, profesora de Economía de Uninorte, recuerda que, entre diciembre de 2017 y noviembre de 2018, el Bitcoin llegó a perder el 75 % de su valor.

'Las preguntas que deben hacerse las personas son: ¿les interesa un activo con altísimo riesgo de perder su valor? ¿Qué tan buena idea sería poner nuestros ahorros en este tipo de activos? Claro, hay individuos amantes al riesgo que pueden aprovechar las altas ganancias potenciales, así el riesgo sea muy alto', dice Cuenca.

De ahí que la entrada de Facebook sirva para dar un aire de confianza a este tipo de activos. Aunque el profesor Palacios aclara que hay diferencias entre la Libra y las criptomonedas tradicionales, como el Bitcoin, debido a que la primera estará respaldada por dólares.

'Su valor estará atado al dólar, por lo tanto dependerá de la emisión de billetes del banco central de los Estados Unidos. Las monedas virtuales que son creadas con blockchains no tienen un banco central, es decir, que no obedecen a un interés particular, sino a un interés colectivo de los dueños de las criptomonedas; los mineros son los encargados de verificar todas las transacciones y de llevar la trazabilidad de la moneda digital', explica por su parte Palacios.

En medio de las dudas o conveniencias, este tipo de transacciones ha empezado a cobrar fuerza, al punto que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dedican parte de su investigación a revisar cómo adaptarnos al cambio. 'No debemos ignorar el cambio. Este mercado activo, que cuenta con un número de transacciones diarias de 1,3 millones de dólares, solo entre Bitcoin Ethereum y Litecoin, le grita al mundo que es hora de crear un sistema financiero más transparente, menos centralizado, con disminución en los costos de transacción, con erradicación de barreras físicas y transformación digital absoluta que funcione bajo una modalidad de economía compartida', indica la profesora Yuli Gómez.

Análisis | Los bancos centrales ante las criptomonedas

Los bancos centrales deberán comenzar a tomar sus decisiones de efectivo incluyendo estas monedas como una divisa paralela, en la medida que efectivamente entren a la economía. A nivel local, es presuroso decir que tendrán efectos nocivos cuando aún hoy tenemos bajos niveles de bancarización. De hecho, en marzo de este año, el Banco de la República informa que hay un aumento en el uso del efectivo en manos de los colombianos, fruto de la informalidad y de la desconfianza con los pagos electrónicos.

María Esperanza Cuenca profesora Economía Uninorte