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En Colombia crear una empresa puede compararse con traer un hijo al mundo. Los padres de la criatura intentarán extender la vida de su retoño lo más lejos que se pueda, y para el emprendedor el primer desafío será superar el valle de la muerte que, en el país, los estudios indican que aparece después de los cinco años de nacimiento de la empresa.

Omar Abril Howard, diseñador industrial e inventor de un submarino no tripulado, está en el quinto año de su idea de negocio y reconoce que está superando el valle de la muerte. Suma cuatro años de desarrollo del Dragrov, más de once versiones (dice que siete son exitosas) en los que ha invertido ahorros y capital: unos $60 millones, y el año pasado dijo que había llegado al tope económico y, si no aparecían servicios, el futuro era 'incierto'.

'Comenzamos con un prototipo del submarino en PVC y hemos escalado. Es lo que ha permitido construirlo con clientes interesados, que la gente crea en la tecnología colombiana, y este año logramos 69 servicios después de gestiones ante el presidente Duque para poder contratar con el Estado. Estamos saliendo del valle de la muerte', reconoció Omar Abril Howard.

El estudio de Confecámaras ‘Nuevos hallazgos de la supervivencia y crecimiento de las empresas en Colombia’ de 2013-2017 indica que son menos las organizaciones que pasan los primeros cinco años

De cada 100 empresas creadas formalmente en 2012, sobreviven 34 al término de cinco años. Esta cifra es superior en cinco puntos porcentuales a la observada en un análisis a emprendimientos formales en 2011, y que arrojó que de cada 100 empresas creadas solo sobrevivían 29 luego de cinco años.

Beatriz Daza Ariza, directora de inversión y asuntos corporativos del centro de crecimiento empresarial Macondolab, destaca que las cifras en Latinoamérica de la supervivencia de las organizaciones no son muy distantes a las de Colombia y Barranquilla.

'Son muy parecidas, lo que hace la diferencia son los entornos. Los emprendimientos que pasen esos primeros cinco años tienen en común que responden a lo que pide el mercado y tiene unas posibilidades no solo de sobrevivir también de hacerlo de manera acelerada. Especialmente los de base tecnológica, sector en el que encontramos a emprendedores enamorados de su producto porque es como su hijo, como los buenos padres de familia que saben que sus hijos son prestados', dijo Daza Ariza.

Hugo Rivera, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario y editor académico del libro Turbulencia Empresarial, indicó que el 16% de los emprendimientos en Colombia pasan el tercer año. 'A pesar del apoyo que pueden recibir, no todo emprendedor está preparado para enfrentar su entorno cuando entra en un estado de agitación, como un huracán algo inesperado'.

El conferencista y consultor empresarial, Álex Hadad Bechara subraya en que el emprendedor vive su parto cuando nace su iniciativa empresarial y vive con sentimientos que lo estimulan, lo agotan y lo estresan. 'Esas emociones hay que tenerlas en cuenta con los conceptos que nos permitieron extender nuestra vida para aplicarlas en una organización –de ahí la palabra organismo: ser vivo, que nace crece, se reproduce y muere– y aplicarla en las compañías para alargar su existencia haciendo vidas felices y saludables'.

Confecámaras destaca que la evidencia empírica internacional muestra que un mayor tamaño de entrada inicial eleva las probabilidades de que las firmas sobrevivan. Las microempresas registran una tasa de supervivencia del 34,4%, en tanto las empresas que inician su actividad económica con un tamaño pequeño registran una tasa de 67,2%; las medianas 69,1% y las grandes 72,7%.

En Colombia se identificaron 1.056 empresas de alto crecimiento y 221 empresas gacela, definidas así por tener menos de una década de vida y alto potencial de crecer. Estas empresas han generado más de 156 mil empleos formales en los últimos cuatro años.

En el caso de las empresas de base tecnológica o industria 4.0, la supervivencia es más corta, dijo Beatriz Daza. 'Este sector, a diferencia de otras industrias, no requiere inversiones gigantescas para producir, ofrecer su servicio y crecer más rápido. Es por eso que el paso por el valle de la muerte se reduce'.

En un estado de agitación para evitar que muera una empresa, lo importante es que se deje de pensar en el día a día, no olvidar el futuro e innovar señaló Hugo Rivera. 'Hay que racionalizar pero no es recortar por recortar'.

El caso de Packaging Suppliers muestra que en la dinámica empresarial hay organizaciones que reviven. Angélica Pérez Fontalvo, fundadora y gerente de esta empresa industrial, cuenta que después de una parálisis, debido a que no estaba preparada para las condiciones cambiantes del entorno: su proveedor de materia prima extranjera se convirtió en competencia en Cartagena, domicilio de la microempresa.

Buscaron salvavidas, capital para mantener la compañía y no encontraron socios. 'Estos preferían invertir en empresas de cero y no en una como la nuestra con 11 años de experiencia y la lección aprendida. Decidimos trasladarnos a Barranquilla y acá encontramos otro ambiente, el apoyo de la banca, las puertas se abrieron y la empresa prácticamente resucitó', dijo Angélica Pérez.