Una semana después de autorizarse el regreso de la construcción y la industria en el país, en Barranquilla y el Atlántico la fuerza laboral que mueve estos dos sectores sigue adaptándose a una nueva forma de trabajo.
Los protocolos de bioseguridad para los empleados están exigiendo que la incorporación del personal sea a una baja velocidad y con efectos en la productividad.
'Estamos hablando que el retorno de esta manera, la productividad en el caso de mi empresa, que genera 29 empleos, me ha afectado un 15%', dijo Juan Carlos Posse, fundador y gerente de El Zaque, pequeña empresa de productos textiles cerca de la Circunvalar.
Para la Asociación Colombiana de Micros, Pequeñas y Medianas Empresas, Acopi, en el Atlántico, afiliados de la industria señalan que el 'inicio es de mucho cuidado'.
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Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, destacó que ha tenido reporte de afiliados que contaron la experiencia de aplicar los protocolos para la entrada, el consumo de alimentos, descanso y salida Señalan en Acopi que algunos casos la llegada del empleado no es uniforme, y el empleador tiene tener flexible en la salida, dependiendo del sitio donde vive el trabajador. Un empresario contó que están tratando de flexibilizar horarios e iniciar más temprano la jornada y cerrar más temprano.
En la adquisición de materiales adicional, el cierre del comercio les disminuye las opciones. Sobre los toques de queda afecta al empleado que vive fuera de Barranquilla. 'Los costos de transporte se duplicaron en aquellos que nosotros colocamos la movilización por efectos de los cupos en el bus. Se subieron los costos de los materiales y ha deformado los contratos suscritos antes de la COVID-19'.
Rosmery Quintero destacó que otro reporte muestra que el proceso es positivo porque empezaron a producir, aunque lento pero detiene la caída de su actividad. 'Hay que aprender a convivir con esto', indicaron.