En Colombia, los propietarios de mascotas que vivan en edificios o conjuntos residenciales deben tener especial cuidado con el comportamiento de sus animales. Según la legislación sobre propiedad horizontal y el Código de Policía, los ruidos excesivos que perturben la tranquilidad de la comunidad pueden generar sanciones económicas.
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El Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (Ley 1801 de 2016) establece que las personas que ocasionen perturbaciones por ruidos excesivos pueden ser multadas con 8 salarios mínimos diarios, lo que equivale a una sanción de $432.928. Esta medida busca garantizar el respeto y la tranquilidad de los vecinos, pues las comunidades tienen derecho a vivir en un ambiente de paz y sin alteraciones que afecten su bienestar.
La Corte Constitucional ha ratificado que el mantenimiento de animales en viviendas no debe causar perjuicios a los demás residentes. Aunque los ruidos como los ladridos son naturales en algunos animales, las autoridades subrayan la necesidad de moderar estos sonidos, especialmente en horarios nocturnos, para evitar molestias. El respeto por las horas de descanso y la regulación del nivel de decibelios son claves para mantener una convivencia armoniosa.
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Además del ruido excesivo, otras infracciones comunes en conjuntos residenciales incluyen el mal uso de las zonas comunes, como la instalación indebida de objetos en pasillos, daños a las áreas compartidas, o disputas entre vecinos que generen altercados. Estos comportamientos pueden comprometer la seguridad y la calidad de vida de los residentes, lo que justifica la aplicación de las sanciones.