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El último informe del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico de Uninorte (OCSA), que será presentado hoy, incluye un análisis de la percepción de bienestar que tienen las comunidades vulnerables de Barranquilla y su área metropolitana con relación a la calidad de sus redes sociales más cercanas.

Los investigadores utilizaron los datos de la Encuesta de Bienestar Subjetivo de 2015 y 2018 para determinar la importancia de contar con personas de apoyo en el nivel de bienestar que pueda percibir. 

Cuando se habla de redes sociales, nada tiene que ver con Facebook o Twitter o Instagram. Sandra Rodríguez, profesora de Economía de Uninorte, explica que estas se refieren a la extensión de miembros que tiene una persona en su contexto social que están conectados entre sí.

'Es la red de lazos interpersonales que las personas mantienen. El apoyo social, por otra parte, va más allá de la existencia de una relación interpersonal, y se refiere a los comportamientos o funciones útiles que desempeñan los miembros de la red social de las personas'.

Para determinar la correlación el OCSA aplicó encuestas en la población de los niveles uno, dos y tres del Sisben, con el objetivo de conocer el tipo de redes, la confianza y el soporte que estas brindan a la población. Por ejemplo, se encontró que en 2018 un 19% de los jefes de hogar se autodefine como pobre, frente a un 9,3% que lo hacía en 2015. 

Entre quienes se consideran pobres se evaluó la conformación de sus redes, y se encontró que la mayor confianza se tiene en los miembros de la familia; confianza media en los compañeros de trabajo y vecinos; y baja hacia extranjeros, desmovilizados y víctimas del conflicto.

Conexiones

Dentro del marco del análisis de redes sociales se ha formulado la hipótesis de que la estructura de las redes sociales, en términos de su tamaño, densidad e interconexión entre los miembros, moldea los comportamientos y actitudes de las personas al influir en el acceso a los recursos, las oportunidades y las limitaciones. 

Es por esto que su estudio puede proporcionar información acerca de cómo funcionan las conexiones interpersonales de los individuos y grupos de personas y de cómo la existencia, o no, de dichas redes puede explicar las diferencias entre dos personas que aparentemente se encuentran en condiciones físicas, económicas y sociales iguales.

Cuando se preguntó a quién acudiría, diferente a las personas con las que vive, en caso de estar en cama y necesitar ayuda, el mayor porcentaje señaló a la propia familia: 86,5% en 2015 y 67% en 2018. Porcentajes similares se encontraron en caso de requerir ayuda financiera o ayuda para asistir urgentemente al médico. 

Incluso, cuando se les planteó a los encuestados una situación en la que 'suponiendo que cada uno de sus vecinos en su comunidad o vecindario tenga $50.000 en el bolsillo, cuántos de estos le prestarían inmediatamente los $50.000 para los gastos de una emergencia médica con el simple compromiso de que les pagaría el préstamo cuando pudiera'; se encontró, en 2018, que el 55% de la personas creen que menos de la mitad de los vecinos se los prestaría y un 24% considera que ninguno lo haría, lo que muestra nivel bajo de apoyo instrumental por parte de los miembros de la red.

Felicidad y familia

Una relación similar se encontró entre quienes se perciben felices o no felices, según los datos recolectados por el OCSA. Entre quienes no son felices se encuentra el mayor porcentaje de personas que no cuentan con alguien o con menos de dos personas para hablar de sus temas íntimos y personales, lo que indica bajos niveles de apoyo informativo dentro de su red.

El aislamiento social, referido principalmente a las características estructurales de las redes personales, hacen referencia a la cantidad, función y similitud de las personas en una red y, en menor medida, a las características de composición, referidas al tipo de personas o grupos que componen la red social de un individuo, por ejemplo, principalmente familiares en lugar de amigos.

Algunos autores han destacado que el aislamiento social está asociado con salud deficiente, condiciones negativas de salud mental y física y una mayor tasa de mortalidad. 

Es decir, el aislamiento social se percibe como un fenómeno que dificulta el acceso a ciertos recursos y que no solo conlleva a situaciones donde la carencia de contactos obstaculiza acceder a un determinado servicio o producto, sino que además puede tener consecuencias negativas graves en la salud del individuo o grupo aislado.