Compartir:

Los resultados del DANE sobre el mercado laboral para el primer trimestre del año confirman lo que los últimos indicadores económicos presentados han venido mostrando: este comienzo de año ha estado marcado por la desaceleración de la economía y la incertidumbre. La tasa de desempleo se ubicó en 10,6%, superior a la que registran Chile (6,6%), Perú (6,4%), Argentina (7,6%) o Ecuador (4,4%).

Por lo general, el comportamiento del mercado laboral es reflejo de las condiciones económicas de un país, así como de la dinámica de la producción. Para el primer trimestre de 2017, la tasa de ocupación fue de 57%, que muestra un ligero aumento respecto al mismo trimestre en el año anterior (57,2%). De los 21,8 millones de personas ocupadas a nivel nacional, el 63,2% se concentró en actividades terciarias como el comercio, hoteles y restaurantes, servicios comunales y otras actividades como agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca.

Pareciera que el mercado laboral del país se estuviera desplazando hacia actividades terciarias, lo que modifica el tipo de mano de obra contratada por las empresas. Sectores como la industria manufacturera (11,5%) y la construcción (6,1%), que se han caracterizado por ser intensivos en mano de obra no concentraron tantos ocupados como las actividades antes mencionadas.

De acuerdo con María Esperanza Cuenca, profesora del IEEC de Uninorte, uno de los efectos colaterales de esta modificación en la demanda laboral tiene que ver con el cambio en la demanda por profesionales. Mientras se promovió la producción manufacturera, la mano de obra demandada en este sector estaba relacionada con profesiones ingenieriles y de administración; para el sector servicios se encuentra una serie de capacitaciones diferentes, donde priman los idiomas.

'Es una forma de demandar nuevamente mano de obra menos calificada, lo cual puede ser un incentivo perverso para el desarrollo del país', dice Cuenca. Sumado a esto, el país se sigue enfrentado a altas proporciones de trabajadores en condición de informalidad.

Informalidad y el Caribe. Para el primer trimestre de 2017, la tasa de informalidad se ubicó en 48,5% igual al 48,4% de 2016. De las 23 ciudades analizadas, las ciudades de la región Caribe presentaron algunas de las tasas más altas de informalidad, por encima del promedio: Sincelejo (66,5%), Valledupar (63,8%), Riohacha (62,7%), Santa Marta (61%) y Barranquilla (56,9%).

Leopoldo Gómez–Ramírez, profesor del IEEC de Uninorte, sostiene que la informalidad laboral es resultado de factores como la pobreza, la falta de estado de derecho, el alto crecimiento poblacional, la falta de desarrollo rural que provoca migración a los centros urbanos, la ausencia de verdaderos sindicatos, las estructuras fiscales con impuestos regresivos, y en el caso colombiano también están los desplazamientos forzados por la guerra, etc.

'Pero quizás el factor que más influye en la informalidad es la falta de crecimiento económico, que impide que tener negocios formales sea rentable', agrega.

Según Cuenca, la informalidad genera una pérdida de bienestar a nivel general. 'No solo se trata de la disminución de ingresos a nivel fiscal; si no que, al no declarar los ingresos, tampoco se legalizan las actividades ni se generan suficientes empleos de calidad: es así como perdemos todos en la sociedad'.

Los inactivos. Otra situación que afecta al mercado laboral es el aumento de la población inactiva dentro de la población en edad de trabajar, es decir aquellos que se encuentran estudiando, realizando oficios de hogar, pensionados o que no se encuentran buscando trabajo. Según el DANE, de esta población el 36,2% estuvo inactiva en el primer trimestre del año.

Del total de la población inactiva, el 25,5% son hombres y el 46,4% mujeres. El 38,2% se encuentra estudiando y el 58% se dedica a oficios del hogar. Una de las consecuencias de la inactividad en la economía, de acuerdo con el profesor Gómez-Ramírez, es que reduce los ingresos de la población y por tanto su consumo, lo que desacelera la actividad económica.

'La existencia de personas inactivas crea un ejército industrial de reserva que ejerce una presión a la baja sobre el salario de los empleados. Es decir, los empleados no pueden exigir mayores salarios si saben que existen muchos inactivos listos para tomar su trabajo. Esta presión a la baja sobre los salarios aumenta la tasa de ganancia de las empresas y fomenta la inversión y la actividad económica', concluye el profesor.