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La industria de la música evolucionó hacia las tecnologías. Es el nuevo modelo del negocio global, en el cual el vallenato con sus aires también está inmerso.

Y en Colombia el mercado hoy es 90% digital y 10% físico. Pero antes de esta transformación, desde mediados del siglo XX, las letras de los juglares del género fueron un cordón umbilical para que las composiciones y las voces vendedoras llegarán a la cima comercial con el formato estrella: el disco de vinilo.

A partir de los años 80 y finales de los 90 el control de las grandes producciones de esta categoría estuvo en manos de las disqueras.

Dos décadas en las que los mejores artistas obtuvieron sus mayores ingresos por las ventas de sus producciones.

Tiempo atrás, en los años 50, 60 y 70, los juglares Luis Enrique Martínez, Abel Antonio Villa, Juancho Polo Valencia, Francisco Rada y Alejandro Durán animaban las fiestas de los pueblos y las parrandas que no representaban mayores ingresos.

'Se tocaba por un traguito, la comida, un sancocho, un caballo, un ternero o una novilla. Se trabajaba por canjes. Se cobraban los gastos mínimos. Una actividad muy económica', cuenta Joaco Guillén, quien fue representante de Diomedes Díaz y actualmente es el de Poncho Zuleta y ‘El Cocha’ Molina.