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El pasado 19 de julio comenzaron los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe en la ciudad de Barranquilla, lugar en el que se llevaron a cabo estas mismas competencias deportivas en el año 1946. Esta es la segunda vez en la que la capital de Atlántico es anfitriona de un evento de esta índole a nivel internacional.

Los Juegos le dan a La Arenosa una oportunidad importante para dar a conocer su oferta cultural, y ahora deportiva, al mundo.

Con una inversión cercana a los $500.000 millones destinados a temas logísticos y en su mayoría para construir y adecuar 12 escenarios deportivos, que constituyen una infraestructura a la altura de las mejores del mundo.

De acuerdo con Gonzalo Baute, secretario de Deportes del Distrito, los recursos fueron una cofinanciación por parte de la Alcaldía de Barranquilla, el Gobierno nacional y la Gobernación del Atlántico, que dieron aportes del orden de los $300.000 millones, $150.000 millones y $53.000 millones, respectivamente.

'Se estima que anualmente el mantenimiento de estos espacios, incluyendo la contratación de personal, cueste aproximadamente $9.000 millones', anotó el funcionario. Y destacó que durante el tiempo de las obras se generaron alrededor de 1.000 empleos directos.

Por su parte, ProColombia señala que durante los últimos años el país se ha convertido en un destino atractivo para ser anfitrión de importantes competencias. Para la entidad, la captación de estos eventos, además de atraer una gran inversión, genera una importante derrama económica para el sector turístico. Más de 500.000 espectadores vivirán los Centroamericanos, lo que se traduce en nuevas oportunidades de empleo e ingresos para la industria, el comercio y la hotelería; además del valor intangible que significa el posicionamiento de la marca ‘ciudad’.