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Una inspección ocular a 50 buses de Transmetro realizada por un equipo periodístico de EL HERALDO arrojó que 36 de ellos presentan deterioro en su interior, por causas a asociadas, en su mayoría, a la falta de mantenimiento y a vandalismo.

Tanto el gerente de la empresa, Ricardo Restrepo, como el gerente de Sistur –uno de los operadores-, José Picón, coinciden en que el sistema todavía no aporta los recursos suficientes para hacer el mantenimiento que permita que la flota de buses permanezca en buen estado.

Más allá de este reconocimiento y de la realidad financiera no solo del Transmetro sino del resto de sistemas de transporte masivo del país, ni los usuarios ni la opinión pública deben aceptar este argumento como una respuesta definitiva. Este modelo fue una apuesta nacional que buscó cambiar la forma en que los colombianos se movilizaban, y cada ciudad, al ejecutar los proyectos, se convirtió en responsable de su buen funcionamiento.

Mientras el sistema avanza y moviliza a 132 mil personas diarias, los buses se deterioran sin que el mantenimiento sea el adecuado. En el reportaje publicado ayer en estas páginas se hablaba de buses que solo habían recibido un mantenimiento correctivo en una sola oportunidad. Cables colgando, tableros rotos, estructuras despegadas y sillas averiadas, entre otros daños, fueron algunas de las imágenes publicadas para ilustrar la situación de los buses.

Si bien hay que reconocer que los actos vandálicos contra el sistema y la poca cultura ciudadana de muchos usuarios se constituye en causante de los daños en los buses, también lo es que la responsabilidad de los operadores y de la gerencia del sistema es buscar los mecanismos para que todo el engranaje funciones de manera correcta.

Surgió la idea de constituir un fondo de estabilización tarifaría que convendría evaluar para determinar cuál sería el impacto para los usuarios a la hora de usar el sistema.

La Nación es un actor fundamental por cuanto fue el impulsor natural del proyecto desde el ministerio de Transporte. Ahora sería positivo que también entrara a analizar la situación financiera y los eventuales problemas en los ingresos de todos los sistemas que hay en las capitales.

Transmetro es uno de los símbolos de una Barranquilla con pretensiones de modernidad, que aspira a ser líder regional y modelo urbanístico.

La movilidad es un tema prioritario en la agenda de los mandatarios de las principales ciudades, y Barranquilla no es la excepción.

Un sistema como Transmetro merece ser acompañado en la consecución del objetivo primordial de ser el medio de transporte de la mayoría de los habitantes de Barranquilla y de su área metropolitana.

Para lo anterior se requerirán soluciones creativas, responsabilidad en el manejo de los recursos y el apoyo de la Nación en lo que se necesite.

Es momento de abrir el debate en torno a posibles soluciones a esta situación.