Aparece un nuevo salvavidas para el contrato de navegabilidad del río Magdalena, en medio de un ya largo expediente de líos financieros y aplazamientos que mantiene el proyecto estancado en una ciénaga de incertidumbre.
Sorpresivamente entra ahora en la ecuación el nombre de un peso pesado de la economía global, el magnate mexicano Carlos Slim, lo cual revive la expectativa de que un proyecto de indiscutible trascendencia para el desarrollo regional llegue a buen puerto, como lo reclaman los líderes políticos y empresariales de la Costa.
El Gobierno Nacional ha asumido públicamente el compromiso de sacarlo adelante, a pesar de los problemas que ha demostrado el consorcio Navelena para acreditar el cierre financiero. Incluso, ha mencionado que alista un “plan B” para ponerlo en marcha en caso tal de que las dificultades terminen desembocando en la caducidad del contrato. No podría ser de otra manera tratándose de un proyecto que contempla inversiones por más de $2 billones, y que responde a un antiguo clamor regional. La recuperación total de la navegabilidad de la arteria fluvial es una necesidad para empezar a aterrizar el discurso de una región más competitiva en hechos concretos con impacto cuantificable en el panorama económico continental.
Por eso mismo, no caben más dilaciones. Es hora de certezas con solidez. Eso es lo que, en principio, aporta el nombre de Slim, uno de los hombres más acaudalados del mundo, con una fortuna estimada de $72.000 millones de dólares, según Forbes. Está detrás de uno de los grupos económicos más estables, hasta donde se conoce, labrado a partir de sus inversiones en el sector de las telecomunicaciones.
No es la primera vez que se anuncian nombres de prestigio internacional para respaldar inversiones de gran envergadura en el plano local. De hecho, el consorcio Navelena tiene como socio mayoritario a Odebrecht, firma que pasó de gozar un amplio reconocimiento por su experiencia en infraestructura a afrontar una profunda crisis de reputación, por cuenta de enredos de corrupción en Brasil, su país de origen.
Lo que ha presentado Navelena ahora es una carta de intención de dos firmas, Ideal y FCC Américas, ambas bajo control del grupo empresarial de Slim. De acuerdo con Cormagdalena, en el documento queda patente la determinación de comprar a Odebrecht el control accionario del proyecto. Con esto avanzaría la cesión, la opción para evitar caer en la caducidad. Todo sujeto a un proceso de verificación y estudio de la propuesta, donde debe primar la rigurosidad.
Está pendiente la documentación para sustentar una carta similar presentada a nombre del banco Goldman Sachs, con la intención de financiar el proyecto.
Dadas las experiencias, hay que hacer un análisis sosegado de cada paso que se da. Ya se han desbordado todos los cronogramas, lo que obliga a obrar con cautela para evitar nuevas equivocaciones que conduzcan a más retrasos. Con cautela pero sin dejar de avanzar. La Región aún abriga la esperanza de un río recuperado como lo merece.