Los universitarios de las principales ciudades del país han salido a las calles a manifestarse contra el recorte presupuestal a la educación superior pública en Colombia. Aunque en algunos casos han aparecido condenables brotes de violencia, se trata de una protesta válida de una comunidad que considera afectados sus intereses.

Esta semana, los estudiantes de la Universidad del Atlántico se sumaron a las manifestaciones, y la suya coincidió con la presencia en la ciudad de la ministra de Educación, la barranquillera Yaneth Giha, quien explicó que el recorte no afectará los gastos de funcionamiento de las instituciones, pero sí la inversión proyectada.

La ministra aseguró que, en 2018, se distribuirán entre las universidades $3,42 billones para funcionamiento y $76.000 millones para inversión, lo que, según la funcionaria, se ajusta a la difícil situación económica del país, pero mantiene la educación como el sector con mayores recursos en el Presupuesto General de la Nación.

En medio de la polémica, uno de los mayores cuestionamientos ha sido para el programa ‘Ser Pilo Paga’, que garantiza becas en universidades certificadas a los bachilleres destacados que antes no contaban con esta oportunidad. El Gobierno ha defendido sus beneficios e incluso planea convertirlo en una política de Estado, pero algunos rectores han criticado el supuesto desvío, a través de este plan, de recursos de la educación pública a la privada.

El Gobierno, entre sus argumentos de defensa, ha advertido que son los jóvenes los que escogen el lugar donde estudiarán, y en tal sentido las universidades privadas son las más apetecidas. ‘Ser Pilo Paga’ llegará pronto a los 40 mil beneficiados a nivel nacional, por lo que el Ministerio plantea una reforma en el proyecto de ley que lo convertirá en política de Estado, que entraría en rigor el próximo año.

La reforma busca mejorar las reglas de juego para las universidades públicas con el incremento de los incentivos para los becarios que se decidan por ellas. Con esto se pretende equiparar la cantidad de estudiantes que van a unas y otras. La sostenibilidad del programa también será regulada ya que las matrículas tendrán un tope basado en el índice de crecimiento de la institución. La universidad de Colombia que más ‘pilos’ tiene es la del Norte (3.200), seguida por la Javeriana (2.490) y La Salle (1.822).

Sin entrar a tomar partido por uno u otro bando, ‘Ser Pilo Paga’ ha sido un alivio para miles de jóvenes que carecían de opciones para seguir sus estudios, por lo que su continuidad debe estar garantizada, con los pertinentes ajustes planteados por la universidad pública. En cuanto al recorte presupuestal, las quejas también se han hecho sentir desde el deporte, la ciencia y otras áreas. Es el precio que el país tendrá que pagar por la caída de una economía que parecía estar a flote y por la necesidad de destinar recursos a la implementación del acuerdo de paz. Ojalá no sea muy alto.