A pesar de las campañas institucionales, el embarazo adolescente es una de las asignaturas pendientes en todas las regiones del país. En Barranquilla, la secretaria de Salud, Alma Solano, reconoció esta semana que el tema preocupa a las autoridades, ya que en los últimos cinco años solo se ha logrado disminuir un punto porcentual en el Distrito.
En la actualidad, el porcentaje de embarazo en adolescentes es de 18,3%, mientras que en 2012, cuando empezaron las campañas, era de 19,4%. “Hemos disminuido un solo punto, no ha sido suficiente, por eso pedimos el apoyo de los padres y de la comunidad”, reconoció la funcionaria en la rendición de cuentas de la gestión de su dependencia en 2017.
Por tal motivo, uno de los objetivos para el próximo año es intensificar las campañas y hallar las herramientas que permitan acercarse a los jóvenes.
En cuanto a las cifras del Atlántico, el panorama es menos alentador. Según la directora nacional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Karen Abudinen, los índices de embarazos en adolescentes pasaron del 17% al 20%, lo que ubica al departamento por encima de la media nacional, que es 17%.
“Hay que trabajar mucho el tema de embarazos en adolescentes porque una niña que resulta en estado a los 13 años, no va a seguir soñando de la misma manera”, expresó Abudinen.
No solo es un problema de cifras. Los riesgos que corren la madre y la criatura son mucho mayores al tratarse de adolescentes. Además, esta problemática está estrechamente ligada a la deserción escolar y el ‘matoneo’ en diversos círculos sociales.
Del embarazo a temprana edad también se desprende que la madre tenga mayores probabilidades de verse obligada a buscar empleo para sostener a su hijo, ya que en la mayoría de los casos estas jóvenes deben ser cabezas de hogar.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el 19,5% de las adolescentes colombianas han estado embarazadas alguna vez, es decir, una de cada cinco mujeres entre los 15 y los 19 años es madre o fue gestante.
La situación es más dramática en las zonas rurales, donde la tasa es del 26%, frente al 17% del área urbana.
Ninguna campaña tendrá éxito sin el concurso de los padres, quienes deben ser los primeros en guiar a sus hijos en temas relacionados con la sexualidad. De lo contrario, los adolescentes están expuestos a que sean las redes sociales, las nuevas tecnologías y las amistades las que marquen su futuro.