Bandas delincuenciales mantienen en jaque a los tenderos y pequeños comerciantes de Barranquilla, especialmente en los barrios Chiquinquirá, San Roque, Rebolo y Montes en el suroriente de la ciudad. Gente humilde, trabajadora y honesta que con gran sacrificio se esfuerza por sacar adelante sus negocios – único sustento de su familia – está golpeada por el accionar de grupos que les cobran extorsiones de 5 millones de pesos, ofreciéndoles ‘cómodas formas de pago’ en cuotas semanales de 50 mil.

Vaya cinismo el de estos delincuentes, que financian sus demás actividades ilícitas, como la venta de estupefacientes, armas y elementos robados, con el ingreso constante que reciben de sus víctimas, a las que amenazan e intimidan con una extrema e inusual violencia para que sigan pagando.

Grupos están al servicio de estructuras más organizadas y complejas como ‘Los Papalópez’ y ‘Los Costeños’, que durante años han extendido sus tentáculos criminales en Barranquilla. Verdaderas empresas del crimen que se alimentan del miedo de los ciudadanos.

Gerardo Reyes Vega, dueño de la tienda La María en Chiquinquirá, estaba siendo extorsionado y fue asesinado. A Wilber Salazar, administrador de residencias El Sitio, también lo mataron para intimidar a comerciantes de esa zona, según las autoridades. Detrás de estos crímenes aparece la banda ‘Los de San Roque’, que comenzó a ser desarticulada con siete capturas.

Los miembros que faltan por caer ya están en la mira de la Policía y están buscando a los integrantes de entre 8 y 10 grupos delictivos que también están extorsionando a los comerciantes, de acuerdo con denuncias de unos 15 tenderos.

¡No puede ser que Barranquilla esté a merced de unos pocos criminales, que además se disputan su control territorial!

Minimizando riesgos, es deber ciudadano denunciar. No es fácil, ni sencillo sobreponerse al miedo que los extorsionistas generan – su apuesta es paralizar a sus víctimas –, pero no es una opción ceder. Hoy el Gaula de la Policía y la Fiscalía ofrecen nuevas posibilidades de realizar denuncias anónimas a través de la línea 165 para aportar información.

La denuncia es clave para lograr que sean capturados, judicializados y enviados, como proponen las autoridades, a cárceles de otras zonas del país donde no puedan seguir delinquiendo vía telefónica a sus víctimas en la ciudad.

Se necesitan ojos y oídos en cada esquina de Barranquilla para que no se repitan crímenes como los de Gerardo y Wilber y los de las vendedoras de chance, conductores de buses y comerciantes, asesinados en 2013 por quienes los extorsionaban.

Hay que apelar a la solidaridad y a la unión para avanzar en la creación de un frente común contra la delincuencia entre la Alcaldía, Policía, Fiscalía, gremios económicos y sociedad civil en torno a un único objetivo: cerrarle el cerco a los violentos, a los criminales, a los extorsionistas y a todos aquellos que desprecian la vida en Barranquilla, donde no se puede permitir que la indiferencia haga carrera.