La vacilación en torno a uno de los símbolos más queridos de Barranquilla, el Teatro Amira de la Rosa, está a punto de terminar. El gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, anunciará finalmente el cronograma que han definido, en sus distintas etapas, para llevar a cabo el proyecto de intervención de este Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional, que recibió en donación en mayo de 2018, luego de un esfuerzo conjunto de la Sociedad de Mejoras Públicas y la alcaldía de la ciudad.

Este emblemático complejo cultural, escenario durante más de tres décadas de inolvidables momentos que forman parte de la historia y de los más profundos afectos de los habitantes de Barranquilla y de todo el Caribe colombiano, tuvo que ser cerrado en julio de 2016 para no comprometer la seguridad de sus visitantes. Estudios técnicos revelaron, en ese momento, un preocupante estado de su infraestructura, y la decisión se tomó de manera inmediata. El anuncio, realizado por el propio Banco de la República, fue un verdadero mazazo para la vida cultural de la Región, que desde entonces no ha encontrado un espacio físico con la relevancia del Amira de la Rosa para las actividades de las artes escénicas.

Casi 4 años después, el teatro sigue cerrado para profundo desconsuelo de los barranquilleros. Son numerosos los debates en torno al alcance del proyecto de su intervención. Autoridades y gestores culturales de la ciudad dan fe de ello, pero los avances han sido mínimos. Parece evidente que la buena voluntad que siempre ha existido para sacar adelante la restauración del Amira de la Rosa no ha sido suficiente para echar a andar la iniciativa. Hay que pasar de las palabras a los hechos, más realidades y menos discusiones.

No hay que perder de vista que debido al carácter de Bien de Interés Cultural del Amira de la Rosa, este no se puede intervenir de cualquier manera. No se trata de una restauración menor. Antes de ejecutar una mínima obra, debe existir un Plan Especial de Manejo y Protección – PEMP, cuya aprobación estará a cargo del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, órgano asesor del Ministerio de Cultura. Este instrumento de planeación y gestión del Patrimonio Cultural de la Nación establecerá las acciones que garanticen la protección, conservación y sostenibilidad del teatro.

Ese PEMP, según conoció EL HERALDO, ya está en marcha desde abril, pero la firma contratada por el Banco de la República, por razones directamente relacionadas con los efectos de la pandemia, no ha podido desplazar a Barranquilla a sus expertos para que entren en contacto con gestores y organizaciones culturales, arquitectos, patrimonialistas y delegados de la Sociedad de Mejoras Públicas, entre muchos otros grupos de interés de la ciudad cercanos a este crucial proyecto, que debe responder a la condición actual del Amira de la Rosa, pero planificando una estrategia de acuerdo con la transformación urbana del sector y los desafíos, que este tipo de escenarios generan hoy y exigen a futuro.

Es clave que el Banco de la República, siempre cercano y comprometido con Barranquilla y con la promoción de sus más importantes expresiones culturales, fortalezca su relación con la ciudad a través de una comunicación eficaz y directa con sus habitantes, que no pueden seguir estando al margen de los avances de este tan anhelado proyecto, que hay que acelerar lo antes posible. Recursos superiores a los 60 mil millones de pesos están asegurados. La ministra de Cultura, Carmen Inés Vásquez, quien visitó la capital del Atlántico hace tres meses, es consciente del enorme significado de esta obra para la Región, de lo que representa la reapertura del Teatro Amira de la Rosa. Este es un clamor general que ansía encontrar eco en el Gobierno nacional para que con celeridad le dé trámite al PEMP, una vez esté listo.

La restauración del Amira de la Rosa, guardando todas las etapas enmarcadas en su plan de protección y conservación, no se puede postergar más. La Secretaría de Cultura de Barranquilla, que ha venido empujando este proceso durante los últimos meses, tiene que ser garante de su cristalización. Que no sea un sueño inalcanzable, por mucho más tiempo, volver a ver el restaurado telón de boca ´Se va el caimán´ del maestro Alejandro Obregón en su lugar, en su Teatro Amira de la Rosa. ¡Cuánta falta nos haces!