Colombia tendrá una mujer al frente de la Procuraduría General de la Nación. Con un amplio respaldo de la mayoría de las bancadas parlamentarias, toda una aplanadora, el Senado eligió a la abogada barranquillera Margarita Cabello Blanco para ocupar este cargo durante el período 2021-2024. La jurista, que estudió derecho en la Universidad del Rosario en Bogotá y luego de regresar a su ciudad natal se graduó en la Universidad de la Costa, CUC, destacó tras su elección “su vida de lucha llevada desde abajo”.
Ternada por el presidente Iván Duque, la procuradora electa tiene por delante el enorme desafío de actuar con absoluta independencia, garantizando una gestión transparente y eficiente en las investigaciones y decisiones adoptadas por el Ministerio Público como garante del ordenamiento jurídico, de los derechos, la honestidad y decencia que exige el ejercicio de la administración pública, actuando en representación de todos los colombianos.
Su llegada al cargo genera controversia. Mientras voceros de sectores académicos y políticos estiman que es un merecido reconocimiento a su trayectoria de varias décadas en la Rama Judicial, congresistas y organizaciones de la sociedad civil cuestionan que se ponga en riesgo el equilibrio de poderes establecido en la Constitución, el sistema de frenos y contrapesos de la democracia colombiana, por una posible falta de independencia y adecuado control disciplinario al haber sido parte del Gobierno, hasta hace muy poco, como ministra de Justicia.
En medio de la intensa polémica que rodeó su elección, Cabello llamó a la unidad y a superar la polarización para enfrentar la actual crisis, beneficiando al ciudadano. En su primer mensaje, ante los senadores que la eligieron y de cara al país, pidió que no contaran con ella para ser factor de crispación o pugnacidad porque su papel en la procuraduría general anticipó, será convocar a los distintos sectores para conciliar y viabilizar las salidas que permitan avanzar como sociedad.
Anunció que no hará declaraciones hasta que asuma sus nuevas funciones por respeto al actual procurador Fernando Carrillo en el cargo hasta mediados de enero del próximo año. Hace bien, como ella misma reconoce dos voces opinando sobre los asuntos de competencia del Ministerio Público resulta claramente contraproducente para el país.
Entre los retos que le esperan a la nueva procuradora, el más importante es reforzar, modernizar y optimizar la lucha contra la corrupción enquistada en el sector público como un cáncer que hizo metástasis en todos los niveles, y que ni en tiempos de la pandemia dio tregua. Un frente en el que los colombianos siguen esperando resultados concretos, hechos reales, sanciones oportunas y decisiones de fondo con eficacia y eficiencia por parte de los entes de control. Esta crisis dejó al descubierto la voracidad de funcionarios públicos sin escrúpulos que deben seguir siendo sometidos a un escrutinio permanente, mientras avanza la recuperación económica del país. No sea que ahora sí se salgan con la suya.
En su agenda también están la aplicación del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que exigió cambios en el control disciplinario, el acompañamiento de las víctimas en los procesos de la JEP, la vigilancia y exigencia en el cumplimiento de los derechos humanos, especialmente de las comunidades más vulnerables y expuestas en los territorios al recrudecimiento del conflicto y la lucha contra la violencia de género, que en su condición de mujer, Cabello Blanco debe asumir como un asunto prioritario, entre otros.
Independencia, como un clamor de la ciudadanía y transparencia y eficiencia como un sello propio aparecen hoy en el camino que empieza a recorrer la nueva procuradora Margarita Cabello, quien aspira a ser reconocida como adversaria de los corruptos, aliada de los funcionarios públicos honestos y vocera de la gente y sus realidades. Sn duda, tiene mucho trabajo por delante.