Asfixiadas por las deudas y la falta de ingresos, 2,7 millones de compañías latinoamericanas, la mayoría de ellas microempresas, se verán obligadas a cerrar sus puertas en lo que resta de este 2020, con lo que se perderán 8,5 millones de empleos formales. Una consecuencia más de la fortísima crisis económica desencadenada por la pandemia del coronavirus.

La estimación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, advierte que cerca del 20% del tejido empresarial de la región desaparecerá por los efectos de la emergencia sanitaria que aceleró de manera notable los problemas de baja productividad acumulados durante años, dando pie a la insostenibilidad de los negocios más golpeados, como el comercio, hoteles y restaurantes.

En Colombia, donde las mipymes representan el 96% del tejido empresarial y generan 17 millones de puestos de trabajo, su recuperación, luego de la reapertura de la mayoría de las actividades económicas, se anticipa “lenta y gradual”, afirma la Cepal que advierte del riesgo para 140 mil empresas nacionales. Este organismo de la ONU señala que “las empresas generarán utilidades con las que devolverían los créditos y pagarían los impuestos diferidos y otras deudas, pero las perspectivas económicas no indican que eso sucederá por sí solo en un par de años”. Aplazar o retrasar los pagos y lograr mejoras en el acceso al crédito no son medidas suficientes para superar la actual coyuntura por la falta de ingresos, ratifican los expertos.

En Barranquilla, donde avanza la reactivación económica de comercios, restaurantes y hoteles, entre otros, 351 mipymes afiliadas a la Cámara de Comercio respondieron la Encuesta Ritmo Empresarial (ERE), que midió el pulso del sector. Un 44% de ellas se mostró optimista sobre los comportamientos de sus ventas durante los próximos meses, mientras que un 28% dijo que en el primer semestre logró laborar con total normalidad, un 9% no pudo hacerlo y el 23% realizó inversiones en este lapso.

El Plan Reactiva, liderado justamente por la Cámara de Comercio de Barranquilla, ha brindado apoyo y asesoría a los empresarios en el reinicio de sus actividades. Más de 600 mipymes lograron recomenzar gracias a este programa que suma desembolsos por $4.000 millones en financiación y $250 millones en alivios, protegiendo más de 1.200 empleos.

Este plan aún cuenta con recursos disponibles por $5 mil millones para otorgar liquidez y flujo de caja a los empresarios del Atlántico, a través de la línea de crédito Barranquilla Responde, y además les ofrece otras herramientas de gestión y buenas prácticas comerciales y laborales para que retomen sus actividades o den continuidad a sus operaciones con todos los protocolos de bioseguridad tras el impacto de la pandemia.

A la espera de su aprobación en el Senado, el Gobierno nacional extenderá el subsidio a la nómina hasta junio de 2021 y mantendrá un aporte estatal para el pago de la prima de servicios en diciembre de 2020. Adicionalmente, el Ejecutivo está promoviendo la Ley de Emprendimiento, radicada en el Congreso, que busca facilitar la participación de mipymes en compras públicas, simplificar los trámites y cargas para su creación y formalización, mejorar su acceso a financiamiento, ofrecer incentivos tributarios y promover la educación y cultura emprendedora en el país.

Todo suma, pero la actual coyuntura requiere una respuesta a gran escala para evitar que el empleo siga destruyéndose por el cierre de micro y pequeñas empresas que solicitan ampliación de plazos y renovados alcances de las medidas de liquidez y crédito. Las mipymes están listas para retomar sus productos, servicios y los canales de innovación que manejaban antes de la pandemia, con todas las garantías de bioseguridad, pero necesitan un empujón adicional para que sus emprendimientos no sigan naufragando ante el embate de esta extendida crisis.