No convencen a los miembros del Comité Intergremial del Atlántico ni a la bancada Caribe las explicaciones ofrecidas por el director de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, acerca de las condiciones del canal de acceso al Puerto de Barranquilla, que según ha confirmado la más reciente batimetría de la Dirección General Marítima (Dimar) presenta dos calados autorizados: el comprendido entre el km 0 y el 11, entre Bocas de Ceniza y Siape, de 9,7 metros, y el que va del km 11 al 22, es decir hasta el puente Pumarejo, de 8,3 metros, uno de los más bajos de los últimos años. Un tramo clave en el que se moviliza cerca del 90% de la carga que entra y sale de la zona portuaria.

Si no existen las condiciones para el ingreso de buques con calados por encima de 8,3 metros, estos tendrán que adelantar maniobras para aligerar o desviar carga a otros puertos generando sobrecostos en la operación. Durante este año, 12 embarcaciones han sido desviadas a puertos cercanos por el bajo calado y otras 20 han tenido que esperar para ingresar a las terminales. Por no hablar de las embarcaciones con mercancía de exportación que no han podido zarpar porque no se cumplen la actual restricción.

Todo un despropósito que afecta la llegada de carga a Barranquilla y atenta directamente contra la competitividad de la ciudad y del país. ¿Y quién responde? Solo en octubre, más de 30 mil toneladas dejaron de ingresar al puerto y los aligeramientos y desvíos superan, en lo corrido de 2020, las 145 mil toneladas. Echando cuentas, los gremios aseguran que las pérdidas –por esta alarmante situación– sobrepasan los $17 mil millones, un duro golpe para este importante sector de la economía local.

¿Por qué a pesar de que la draga china Hang Jun 5001 adelanta labores en la zona portuaria desde el 6 de marzo de 2020 nunca se ha podido alcanzar el calado de 10,20 metros contemplado en el contrato en el que se invierten más de $23 mil millones? Hay algo que no cuadra. La molestia del sector portuario es totalmente justificada porque el Gobierno nacional no está cumpliendo su compromiso de mantener “en condiciones óptimas” la operación portuaria, lo cual genera inestabilidad y desconfianza que termina pasándole factura a Barranquilla, Atlántico y la región Caribe.

El señor Jurado señaló, hace unos días, que “nunca el sector de Bocas de Ceniza había presentado un volumen de tanta sedimentación” y lo atribuyó al impacto climático y a la fuerte temporada de lluvias que “ha tenido una afectación sobre el río, y eso ha sido la constante durante todo 2020”, dijo. Sin embargo, este año se ha caracterizado por un déficit de lluvias en el centro del país, especialmente en la región Caribe, donde hubo una reducción de precipitaciones de más del 70% en el primer trimestre y del 40% en junio y julio, según indicó la propia directora del Ideam, Yolanda González.

Sin duda, los fenómenos climáticos alteran al río, una entidad dinámica afectada además por la intervención humana. Pero surge entonces otra inquietud, ¿si en junio no llovía y la draga estaba operando, por qué en ese momento el calado tampoco llegó a 10,20 metros, o es que faltó una adecuada planificación?

Preocupa aún más lo que ocurrirá en las próximas semanas. Por un lado, la sedimentación va a aumentar tras los torrenciales aguaceros de las últimas semanas en el centro del país y en la cuenca baja del río Magdalena, donde su nivel sube diariamente, y por otro, la draga china, que muchos estiman no habría sido la más conveniente para adelantar estas labores, completará el volumen de 1.865.000 metros cúbicos de sedimento a remover acordado en el contrato, con lo que se dará por finalizado.

Apremia resolver esta dificultad, porque si así estamos con un dragado, ¿qué tal que no hubiera? El señor Jurado asegura que la ciudad seguirá contando con una draga permanente hasta la adjudicación de un nuevo contrato para 2021, pero bajo qué términos porque quedó demostrado que la firma contratista no cumplió ni el modelo establecido fue el mejor.

La ministra de Transporte, la barranquillera Ángela María Orozco, le confirmó a EL HERALDO que el proceso licitatorio para recuperar la navegabilidad del Río, mediante una APP en la que se invertirán 1,39 billones de pesos, iniciará a finales del primer trimestre de 2021. Aún queda y urge mejorar las condiciones del canal de acceso, así que además de trabajar para llegar a la meta proyectada de un calado de 10,2 metros que demanda el puerto de Barranquilla, hay que restablecer la confianza entre las partes. Menos palabras y más hechos.