Como era previsible desde hace semanas, la Covid-19 vuelve a estar en plena expansión en varias regiones de Colombia, donde se registra un aumento sostenido de casos como resultado de las aglomeraciones de la época decembrina, las compras navideñas y los encuentros familiares y sociales, convertidos en el nuevo foco de los contagios.

Las medidas de contención ordenadas por las autoridades territoriales apenas empiezan a aplicarse y parecen insuficientes ante la evolución de la pandemia que marcó un nuevo registro histórico a nivel nacional con 13.990 casos el pasado sábado 19 de diciembre. A diferencia de lo ocurrido en agosto cuando la cifra de fallecidos alcanzó los 400 en una jornada; en esta segunda curva, las muertes no han superado las 260 en el balance diario. Sin embargo, en Cúcuta, Cali, Tolima, Risaralda o el oriente antioqueño la preocupación aumenta debido a la elevada ocupación de las UCI superior al 90%.

Esta tendencia al alza advertida por el Ministerio de Salud coincide con un aumento en la tasa de positividad que en Colombia está hoy en 23,8%, mientras que en Barranquilla se ubica en 15,2% y la ocupación de UCI, en 56%. Pero cuidado, nadie debería encontrar razones en estos datos aún bastante positivos para bajar la guardia porque los contagios confirmados, más de 10 mil 300 en todo el Atlántico durante diciembre, y los que se están produciendo en estos intensos días de Navidad y fin de año, apenas se conocerán en las próximas semanas.

A juicio de los expertos en salud pública, la situación podría empeorar en los próximos días con una mayor presión sobre los servicios sanitarios e incluso aumentando la letalidad de las personas con factores de riesgo, si no se adoptan acciones preventivas de carácter individual y colectivo para frenar los contagios. En otras palabras, la comunidad científica pide a los ciudadanos evitar las reuniones con seres queridos y amigos o limitarlas a grupos extremadamente reducidos de un mismo núcleo familiar para conjurar riesgos durante estos encuentros en los que se relajan las medidas de autocuidado.

Suena muy difícil, pero es lo correcto. La Covid-19 ha demostrado, a lo largo de este atípico año, que no tiene compasión con los más frágiles, preciándose de dar desafortunadas sorpresas, o si no que lo digan los británicos a quienes les ha tocado lidiar con una mutación del virus que facilita mucho más la transmisión y el contagio, de acuerdo con los primeros indicios y a la espera de conocer cómo actúa la nueva cepa que los tiene confinados.

Barranquilla, Soledad, Malambo, Galapa y Puerto Colombia tendrán toque de queda los días 24 y 25 de diciembre, entre las 11:00 p.m. y las 6:00 a.m. Unificar medidas restrictivas y horarios es una respuesta acertada frente a los excesos cometidos por algunos ciudadanos y detectados por las autoridades en la noche de Velitas. Además, habrá ley seca y en el caso de Soledad, pico y cédula hasta el 16 de enero. Una estrategia evaluada en otras zonas del departamento donde sus gobernantes deben estar abiertos a considerar todas las restricciones de movilidad e interacción social de cara al repunte de los casos en las últimas semanas de 2020 y especialmente en el inicio del próximo año que se anticipa muy difícil.

El anuncio de la vacunación en el país, en 2021, abre una esperanza para controlar la pandemia, pero aún hay muchas dudas por ser resueltas y la meta para alcanzar la inmunidad requerida, el 70% de la población inmunizada, aún tardará largo tiempo en alcanzarse. ¿Qué nos queda? Seguir cuidándonos. Ser precavidos, esa es la clave. Un principio que salva vidas en medio de la incertidumbre desatada por el virus. Ninguna restricción será útil si cada persona no la asume con responsabilidad y compromiso. La Covid-19 sigue aquí.