D espués de más de 40 días de no encontrarse en las aulas virtuales a las que obligó la pandemia de la covid-19, finalmente el sindicato de los educadores del país tomó la decisión de regresar a clases desde este martes 15 de junio.

Una noticia que esperaban miles de niños y adolescentes colombianos, afectados severamente en su salud mental y en la calidad de la educación que están recibiendo por cuenta de la crisis sanitaria que les ha impedido regresar a sus escuelas de manera presencial.

Ha sido un largo tiempo sin actividad escolar, en el que Fecode hizo parte activa del Comité del Paro y las protestas que en el curso del camino se fueron diluyendo y empañando por una terrible secuencia de actos vandálicos, enfrentamientos y, por supuesto, abusos de la fuerza pública. Al final la atención dejó de centrarse en los reclamos justos y válidos de una serie de actores sociales, especialmente jóvenes, quienes al final han sido los grandes afectados de toda la barbarie desatada en los últimos días desde que comenzó el paro nacional el 28 de abril.

Estrategia o no del Gobierno nacional, lo cierto es que el Comité del Paro se fue quedando sin interlocución y dejando en videncia serias fisuras en sus propósitos y estrategias para continuar en la protesta social.

Dos días después de conocerse el video del vocero de Fecode, Nelson Alarcón, en el que manifiesta la necesidad de “robustecer el movimiento” del paro con miras a derrotar al Centro Democrático “para derrotar a la ultraderecha y llegar al poder en el 2022”, el sindicato de maestros emitió un comunicado anunciando que regresa a las clases este martes, aunque dejando claro –eso sí– que se mantendrá en alerta y atento a participar en todas las actividades que se convoquen en el marco del paro nacional.

Más allá de las nuevas estrategias que defina el Comité para seguir adelante con las protestas, lo realmente valioso y trascendental en este momento es la oportunidad que tendrán los estudiantes de los colegios oficiales del país de retomar sus clases y no dilatar aún más sus procesos formativos.

El tiempo perdido jamás se recupera, pero será un reto para docentes volver a conectarse con sus alumnos, retomar el ritmo de las clases y hacer lo más productiva posible cada hora, por ahora virtual o en alternancia, para concluir el segundo periodo académico de 2021.

Entre tanto, Distrito de Barranquilla y Gobernación del Atlántico aceleran las inversiones y la preparación de los protocolos de bioseguridad en busca de recuperar la presencialidad total el 15 de julio. El acelerador también está puesto sobre la vacunación para tener a los docentes inmunizados.

Los niños necesitan comenzar a recuperar parte de su normalidad, por su salud mental y por su formación. No hay más tiempo que perder, las soluciones a los grandes problemas del país se tienen que seguir construyendo sin descanso, pero usando los mecanismos que permiten soluciones de fondo y no de forma, tomando decisiones en las urnas, eligiendo a quienes consideramos representan nuestros intereses como ciudadanos. Usemos la política para transformar, pero no para obtener el poder porque sí. ¿Cuál será el propósito en 2022? ¿Derrotar a alguien o a algún partido, o verdaderamente comenzar un proceso de transformación en la forma de gobernar a este país?