La insufrible secuencia de desatinos, incumplimientos y demoras en la puesta en marcha de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Malambo (PTAR) sigue privando a los habitantes del municipio atlanticense de una solución para los problemas de contaminación de sus ciénagas. Pese a que la alcaldía local anunció que en diciembre iniciará la operación de la PTAR, los antecedentes de esta historia, entre ellos la falta de claridad e información sobre su rumbo, no auguran tan rápido desenlace.
Resulta intolerable que un proyecto de esta magnitud, en el que se invirtieron $21 mil millones de recursos públicos, se deteriore ante los ojos de todos, sin siquiera haber comenzado su operación. El mundo al revés. Mientras la comunidad, con evidente disgusto e indignación, exige celeridad a sus autoridades, las entidades involucradas se tiran la pelota intentando salvar su responsabilidad. Lo último que EL HERALDO conoció, en su seguimiento permanente a este embrollo, es que debido a la “falta de operación”, la infraestructura acusa daños, pero además requiere adecuaciones adicionales que no se habrían contemplado en la construcción inicial. ¡Otra pata que le nace al cojo!
Quién advierte de la nueva piedra en el zapato para el arranque de la PTAR es la Alcaldía de Malambo. Su secretario General, Elvis Pozuelo, dice que Findeter dejó de ejecutar “obras menores”, como luminarias, canaletas y postes, lo que imposibilita su inmediata entrega al operador, Aguas de Malambo. No es la primera vez que esta empresa de servicios públicos, del Grupo EPM, alerta sobre la larga lista de pendientes de orden técnico y jurídico que arrastra la planta. Si no son resueltos, y en esto han sido enfáticos ante el dueño de la infraestructura, que es el municipio de Malambo, pues no la reciben. Desde luego, una determinación sensata para salvaguardar su futura gestión frente a los recurrentes inconvenientes que han aparecido en el tortuoso camino de la PTAR.
De momento, su entrega –prevista para noviembre- se vuelve a retrasar hasta diciembre. La Alcaldía confirma que esta semana iniciará el proceso licitatorio para escoger al contratista encargado de las “obras menores”, que por muy sencillas que sean no van a ejecutarse de la noche a la mañana Sería casi un milagro que estuvieran terminadas, supervisadas y recibidas en el plazo establecido para que el municipio entregue a Aguas de Malambo la planta antes de finalizar 2021, y esta empezara a operar. Todo un regalazo de Año Nuevo para los malamberos.
Cabe esperar que la Financiera de Desarrollo Territorial, Findeter, diga por qué no contempló las obras que supuestamente hoy vuelven a dilatar la entrega de la PTAR, a juicio de la Alcaldía. Frente a sus propias obligaciones, la entidad precisa que sí está respondiendo. Señala que adelantó una serie de reparaciones –arreglo de barandas, humedades y pintura de tuberías- que no tienen incidencia en la operación de la planta. O lo que es lo mismo, la parálisis de la PTAR, insiste, no recae en Findeter. Otra vez, todo queda en un libreto de dimes y diretes que no suma a superar la situación.
Tiene razón Findeter, eso sí, cuando asegura que la Alcaldía de Malambo recibió a satisfacción la obra el 30 de septiembre de 2020. Desde entonces su mantenimiento y operación debería haber quedado a cargo del municipio, pero hasta ahora ni una cosa ni la otra han sucedido. Echando la vista atrás, esta PTAR tenía que estar lista en julio de 2019, 18 meses después del inicio de obra. Sin embargo, solo se culminó en marzo de 2020. Hoy, casi 19 meses más tarde, sigue sin funcionar. A simple vista, es inconcebible. Ante la amenaza de que se convierta en un ‘elefante blanco’, Contraloría y Procuraduría –que además ha advertido sobre el vencimiento del plan de saneamiento y manejo de vertimientos del municipio- deberían tomar cartas en un asunto que no admite más dilaciones ni anuncios vanos. Con ese objetivo, las partes involucradas deben trabajar, con verdadero compromiso, honestidad y transparencia, de cara a la ciudadanía que, harta de tanto manoseo, exige, de una vez por todas, un servicio eficiente de alcantarillado y unas ciénagas descontaminadas, en especial para los pescadores. Es lo justo.