Hasta ahora la fotografía del “histórico escenario” electoral con 43 precandidatos presidenciales, en el que apenas 16 son mujeres, ratifica que su inclusión en política, único camino posible hacia un sistema democrático paritario, continúa siendo una asignatura pendiente en Colombia. Sin avances significativos en la vinculación de mujeres en la toma de decisiones políticas, el país seguirá anclado en los usos cotidianos de la discriminación, lejos de alcanzar los niveles de prosperidad que anhela.

Más allá de las razones detrás de la proliferación de aspirantes a la Casa de Nariño, entre las que se advierten profunda desconfianza de la ciudadanía en los partidos tradicionales o notable ausencia de liderazgos fuertes en la actual clase dirigente, la baja participación de mujeres candidatas se convierte en un insalvable obstáculo para cambiar mentalidades, reforzar la igualdad de género en los imaginarios colectivos, fortalecer las instituciones democráticas y, a la vez, eliminar todas las formas de violencia contra niñas y mujeres. Hacer valer sus derechos dignifica a las sociedades.

Ninguna organización civil ni política debería tolerar una situación en la que perdura la desigualdad entre los géneros. En Colombia, donde el 52 % del censo electoral está conformado por mujeres es lamentable, además de vergonzoso, que su presencia en los escenarios de poder político sea tan limitada. En el caso del Legislativo, por cada cinco hombres congresistas, tan solo hay una mujer. Proporción intolerable que en ocasiones suele traducirse en normas carentes de enfoque de género e incluso lesivas hacia determinados grupos en desmedro de otros.

Sería injusto desconocer los pasos que se han venido dando en distintos ámbitos, tanto públicos como privados, para aumentar la participación de las mujeres en todas las esferas de la vida política. Pero siendo realistas frente a su impacto, aún no son suficientemente buenos para darle un verdadero sentido a la democracia. Necesitamos a mujeres y hombres, en relación equitativa, decidiendo de manera conjunta normas, leyes y políticas públicas en un ejercicio de igualdad real. Por lo que se hace imprescindible seguir presionando para lograr mayor representación de las mujeres en la política. No puede haber marcha atrás.

EL HERALDO forma parte del Pacto por la Democracia, la Inclusión y la Igualdad en las elecciones de Colombia 2022. Una alianza integrada por organismos nacionales e internacionales, además de medios de comunicación, que promueve la igualdad de género y los derechos de las mujeres en el contexto electoral. Asumimos el compromiso de defender la participación política de las mujeres en el país, con garantías, en condiciones de igualdad y no discriminación en el escenario público. Más Mujeres más Democracia, Rumbo a la Paridad apuesta por fomentar una contienda electoral libre de sexismos, en la que se rechace toda forma de violencia, en particular la que se ejerce contra ellas en el debate público.

La lucha por la paridad política no es asunto de un día, es una tarea permanente para que las corporaciones públicas sean reflejo de la sociedad inclusiva y equitativa que se construye ahora. El empoderamiento político femenino depende de cada uno de nosotros. No solo es cuestión de voluntad o responsabilidad política. Generar un cambio necesario que desmonte prejuicios sobre los roles de niñas y mujeres o equivocadas percepciones acerca de sus capacidades genera una visión más equilibrada y libre de estereotipos.

El aporte amplio y diverso de las mujeres enriquece la vida pública, en especial la toma de decisiones que las afectan, al tiempo que visibiliza sus derechos. Un rumbo no solo deseable, también posible y apremiante. Movilicemos más esfuerzos para acelerar el paso hacia un nuevo pacto social con legitimidad democrática. Es momento de transformar las relaciones de poder que tanto nos dañan.