Después de dos años de pandemia, uno tremendamente crítico y sufrido para la economía nacional por cuenta de los confinamientos, y el otro con un “crecimiento récord en al menos 100 años” – 9,7% fue la última proyección del Minhacienda para cerrar 2021 –, se viene un 2022 lleno de incertidumbre y expectativas por lo que está en juego en materia política en Colombia.

El primer semestre de este año estará marcado por la convulsa agenda electoral que tiene en su calendario los comicios legislativos de marzo (Senado y Cámara), la primera vuelta presidencial en mayo y la segunda vuelta en junio –si es necesario– para elegir al nuevo inquilino de la Casa de Nariño.

Serán seis intensos meses en los que los colombianos tendrán que revestirse de serenidad y prudencia para tomar las decisiones más acertadas para el futuro social y económico de una nación cuyo poder se debate entre tres grandes coaliciones que representan la diversidad de ideologías y de partidos –entre los tradicionales, sus derivaciones y los resucitados –: Pacto Histórico, Coalición Centro Esperanza y Equipo por Colombia.

Esa misma serenidad y prudencia de la que deberán armarse los votantes es la que se llama a cultivar por parte de los actores políticos que protagonizan la contienda que se avecina. Sobre todo si se tiene en cuenta el clima de incertidumbre que rodea la región y el planeta por cuenta del aún vigente covid-19 y sus sucesivas variantes, en especial ómicron que ya tiene en el cuarto pico a Colombia.

Se requiere una campaña limpia, basada en argumentos y posiciones claras de los candidatos, llena de propuestas. Para nada se necesitan acusaciones sin fundamentos, señalamientos para desprestigiar, noticias falsas o alertas innecesarias y no sustentadas. Las redes sociales no pueden seguir convirtiéndose en las tribunas para cazar batallas, emprender ataques personales y destruir al adversario a punta de escándalos e insultos. No. Son y deben ser plataformas para comunicar las opiniones, debatir con altura y permitirles a los electores conocer las actividades, posiciones y propuestas para gobernar el país.

Se viene un año de grandes retos en lo social y en lo económico. Luego del efecto rebote de 2020 en 2021, el que proyecta ser un año con una ralentización de la economía y de la recuperación del empleo, lógico – advierten los expertos – después de un crecimiento récord como el que se experimentó en el año que acabó de concluir. Las proyecciones económicas en general de la Ocde, el FMI, el Banco de la República, las firmas calificadoras de riesgo y las corporaciones financieras son alentadoras y coinciden en que la economía crecerá entre 3 % y 5,5 %; sin embargo, el ritmo de recuperación del empleo no será tan acelerado, advierten.

Por eso, desde este espacio, insistimos en la serenidad y la prudencia para tomar decisiones en este 2022. Sin perder el optimismo, hay que analizar cada escenario, reflexionar y actuar con responsabilidad para aportar con nuestra elección al futuro de Colombia.