Si bien en estos momentos los territorios del país, especialmente Barranquilla, se encuentran en una etapa más estable y positiva del manejo de la covid-19, es un error pensar que ya hemos esquivado del todo esta enfermedad que muchas lecciones nos dejó durante estos dos años a los atlanticenses y el mundo en general.

Datos del Ministerio de Salud indican que la capital del Atlántico pasó de reportar 148 nuevos contagios (en la semana del 13 al 19 de mayo) a 352 casos (en la semana del 20 al 26 de mayo), cifras que, frente a los escabrosos números que se presentaron en los momentos más álgidos de la pandemia, real y afortunadamente son muy bajas si se analizan comparativamente.

Sin embargo, hacer una revisión constante de los indicadores permite no bajar la guardia y velar por la implementación de todo aquello que pudimos aprender sobre la covid-19 en medio del aislamiento, especialmente la vacunación y sus refuerzos, que continúan siendo, junto a aquellas medidas que se definieron para prevenir y minimizar posibles contagios, el principal escudo que se ha desarrollado.

A ello debe sumarse que la temporada de lluvias llega con la aparición de enfermedades respiratorias no covid que también requieren de prácticas de autocuidado y de elevar las tasas de vacunación, como es el caso de la influenza, especialmente en mayores de 60 años.

Así mismo, con el aumento de casos en el mundo de otras enfermedades como la viruela del mono y la hepatitis aguda infantil, se debe propender por mantener los sistemas inmunológicos fuertes para que niños, jóvenes y adultos puedan enfrentar las infecciones y contagios que se avecinen, con todas las herramientas posibles.

No en vano las autoridades nacionales, departamentales y distritales le han apostado a que la nueva realidad, que implica responsabilidad inculcada desde el seno de los hogares, sea un trabajo compartido con la ciudadanía.

Así las cosas, que el constante lavado de manos, el evitar asistir a lugares concurridos si se tiene algún síntoma y el uso del tapabocas cuando existen cuadros gripales no se conviertan en exigencias de parte de las autoridades para momentos específicos, sino que logremos transformarlos en hábitos que nos permitan, en algún momento, declarar la victoria definitiva ante el implacable SARS-COV-2, que bien sabemos no dio tregua a más de seis millones de fallecidos alrededor del mundo, 140 mil de estos en Colombia, más de 10 mil en Atlántico y casi 6 mil en Barranquilla.