Tras un año de ires y venires Soledad aún no tiene claro quién se encargará de operar los servicios de acueducto y alcantarillado en los próximos tiempos. Y el 2023 se vislumbra como un año en el que tampoco se resolverá este asunto de vital importancia para uno de los municipios más poblados del país (más de 700 mil, según el Dane).

Y es que la decisión frente al operador ha recorrido un largo camino que, de acuerdo con varios sectores, no ha sido el más claro, porque las acciones emprendidas por la administración municipal fueron solo del conocimiento de unos pocos y carecieron de un riguroso debate, de cara a los directamente implicados: los soledeños.

Las discusiones arrancaron desde 2021, periodo durante el cual hubo una lluvia de reparos desde los diferentes sectores: gremios, autoridades y comunidad. A esto se sumaron dos prórrogas y hasta demandas.

En su momento, la idea de cambiar de operador planteada por el alcalde Rodolfo Ucrós, argumentando incumplimientos del contrato por parte del actual ejecutor (Triple A), estuvo plagada de fallas en su estructuración, al punto que el Tribunal Administrativo del Atlántico le dio la razón al equipo jurídico de la Gobernación y tumbó el Acuerdo que le daba facultades al mandatario para iniciar un proceso licitatorio que lo llevaría a escoger un nuevo operador para los próximos 25 años, comprometiendo vigencias futuras.

Con esta decisión Soledad volvió al partidor, con más incertidumbres que certezas. Y no es para menos, el tiempo corre en contra de sus intereses y vuelven a quedar en manos de la voluntad del alcalde de tomar una decisión políticamente correcta y la más conveniente para los ciudadanos.

¿Pero cuál es el camino que le queda al municipio? Algunos concejales consideran que el contrato con Triple A debe extenderse dos años, que serían suficientes para que el próximo gobierno diseñe un proceso con un proyecto ajustado a las normas que no implique un impacto negativo sobre el costo de la operación que termine incidiendo en el valor de la facturación, especialmente en los estratos bajos. El sector empresarial, en medio de su preocupación por el futuro de la prestación del servicio, ha sido moderado en sus apreciaciones frente al tema, pero creen que debe tomarse una decisión que no lesione los intereses de los soledeños.

Al margen de todas las opiniones, el alcalde Ucrós y Triple A han continuado sus conversaciones. La empresa considera que una tercera prórroga es pertinente, pero a nueve años; sin embargo, el mandatario se ha plantado en su posición, de que sea por 18 meses a partir del próximo 1 de enero. En cualquier caso, urge una solución para los habitantes, que más que una disputa política y contractual, necesitan agua y un buen servicio de alcantarillado, ambos indispensables para garantizar una mínima calidad de vida en un sector aquejado por la indiferencia de sus gobernantes.