Puntuales para asistir a su primer encuentro con el Carnaval de Barranquilla acudieron 350 turistas europeos procedentes de un crucero atracado en Santa Marta. Disfrutaron como niños con juguete nuevo de una Batalla de Flores majestuosa que rindió homenaje a sus 120 años de historia. La crónica de esta prueba piloto orientada a que la tradición se convierta de manera permanente en un atractivo turístico de la ciudad dirá que pasaron felices, se dieron un baño de multitudes en medio del frenesí de un pueblo volcado a su fiesta grande y regresaron a sus lugares de origen con sus celulares y cámaras fotográficas pletóricos de imágenes de máscaras, disfraces y atuendos nunca antes vistos. Pero, sobre todo, encantados de haber sido parte de una tarde mágica con sol radiante, brisa loca y alegría infinita en la que las expresiones artísticas, el patrimonio cultural y la diversidad social se desbordaron a lo largo del imponente ‘cumbiódromo’ de la Vía 40.


Imposible olvidar con facilidad a tantos universos representados en un mismo lugar. Hacer de Barranquilla un paso obligado en la ruta de los cruceros para la temporada de Carnaval es un enorme desafío que requerirá una suma de esfuerzos, tanto de actores públicos como privados, para materializarlo. El cómo será lo fundamental.


Hace unos días, EL HERALDO reveló pormenores de la titánica gestión de más de tres años a cargo del operador turístico Avia Caribbean para incluir por primera vez en el itinerario de los europeos embarcados en Francia una parada en La Arenosa, en medio de sus destinos obligados en islas del Caribe, como República Dominicana, además de San Andrés, Cartagena y Santa Marta, en Colombia.


En Barranquilla apenas estuvieron unas pocas horas, pero su presencia demandó una operación logística y de seguridad milimétricamente cuidada. La primera impresión es la que más cuenta. Se espera que en el futuro grupos como este, interesados en experiencias recreativas, de turismo y ocio que el Carnaval les puede proporcionar con sobradas opciones, puedan quedarse más tiempo para asistir a otros eventos o disfrutar de una agenda más completa. Estamos ante una oportunidad que no se debería perder, ahora que se han dado los primeros pasos para insertar a la ciudad en el exigente circuito de los cruceros. Si se articula de forma adecuada debería ser posible concretarlo teniendo en cuenta que por temporada, entre octubre y mayo, cerca de 200 cruceros visitan puertos del Caribe. En ellos, viajan turistas con elevada capacidad adquisitiva que podrían inyectarles a los sectores hotelero, gastronómico, comercial y de actividad nocturna más de 500 dólares diarios por persona. Sin duda, una cifra redonda que contribuiría a dinamizar la economía local.


Tampoco es menor el reto de hacer de esta fiesta de cuatro días una que dure 52 fines de semana, cuando menos para empezar. La irrupción de la pandemia en marzo de 2020 estancó un ambicioso proyecto, además de imprescindible, para dar vida a un escenario de carácter permanente, en Barrio Abajo, que albergaría espectáculos de Carnaval todo el año. Una iniciativa público-privada liderada por la Alcaldía y la multinacional Bavaria que vale la pena retomar cuanto antes. No solo porque el Carnaval requiere de un espacio en condiciones para mostrarse de forma constante o periódica a turistas nacionales y extranjeros que así lo reclaman, sino porque puede llegar a ser una importante fuente de ingresos para grupos folclóricos, artistas, músicos, artesanos, emprendedores, representantes de la economía popular y de industrias creativas que de alguna u otra manera permanecen en función de la fiesta los 365 días del año.


Esencial que se haga lo que haga falta para que Barranquilla se ubique en el mismo nivel de grandes montajes coreográficos y musicales como el de la carpa Delirio, en Cali, o Madero Tango, en Buenos Aires. Son incalculables las posibilidades en un lugar así, en especial para el turismo de congresos. Cuando en pocas horas caiga el telón del Carnaval 2023, superado el natural cansancio y tras el balance de rigor, cabe esperar que se defina un cronograma de acciones para conseguir que la fiesta trascienda. Distrito y gremios, bajo el paraguas de Carnaval S.A.S., tienen tarea por delante para que en un año tan retador como el que se avecina la fiesta no flaquee.