Pese a que el comercio es el principal sector o el de mayor peso en el producto interno bruto del Atlántico (23 %) y en la generación de empleo, la industria tiene un papel protagónico si se tiene en cuenta que el número de empresas es menor en esta rama de la economía, que representa el 16,4 % del PIB del departamento y es el tercer generador de empleo, de acuerdo con datos de la Cámara de Comercio de Barranquilla.
El 94 por ciento de las exportaciones en el Atlántico parten de la industria, que en este primer semestre de 2023 creció a un ritmo del 3 %, mientras que el resto del país decreció 2,6 %.
Estas cifras hablan de la importancia y la productividad de la industria atlanticense, como se expuso el pasado viernes en el foro “Construyamos juntos la industria sostenible”, organizado por EL HERALDO, en el marco del panel en el que se analizó la industria en el territorio, su prospección y retos.
Y como se ratificó en los otros dos espacios que hicieron parte de la misma jornada académica en el marco de FICA (Feria Industrial del Caribe).
En el análisis quedó en evidencia cómo la industria del Atlántico ha venido fortaleciéndose gracias al trabajo articulado del sector público, privado y la academia, cada uno desde su rol, su perspectiva y sus acciones.
En la ecuación que viene dando resultados altamente positivos se destaca la estrategia del nearshoring para lograr que muchas empresas se relocalicen en esta esquina de Suramérica para ofrecer una proveduría de bienes y servicios a los mercados más importantes como el de Estados Unidos, y la sostenibilidad que se le facilita a las compañías desarrollar por el modelo de biodiverciudad que viene implementando la capital del Atlántico.
Todo ello sin contar con la política de bilingüismo y la formación para el trabajo en función de atender las necesidades del mercado laboral.
Ese conjunto o coctel perfecto ha facilitado la labor de promoción y venta de la ciudad y el departamento que ProBarranquilla ya lleva 35 años ejecutando, y que en los últimos quince ha conseguido atraer 838 proyectos que le han representado a la ciudad una inversión superior a los 5.800 millones de dólares y la generación de más de 45 mil puestos de trabajo.
Cosas muy buenas han pasado y siguen pasando en este departamento, pero el éxito de lo obtenido no puede darles licencia a las autoridades y a los empresarios y gremios para dormirse en los laureles.
Importantes retos y desafíos se imponen con fuerza para tener en cuenta en el propósito de construir una industria sostenible que al mismo tiempo genere ingresos y riqueza económica genere réditos sociales, promueva la innovación y preserve el medio ambiente para beneficio de todos.
A partir de las exposiciones y opiniones de todos los panelistas participantes resultó una suerte de tareas pendientes para ir chuleando en las acciones que se deben emprender para el logro de los objetivos propuestos.
Entre ellos presionar para la reducción de la tramitología para la creación de empresas y la localización de nuevas industrias, combinado con la estabilidad jurídica para mantener reglas de juego claras para la inversión, así como la reducción de las tasas de interés.
También se plantea como un reto la extensión de programas de subsidios de vivienda VIS para jalonar junto con la golpeada construcción otros sectores de la economía. Otros dos desafíos cruciales sobre los cuales no se puede bajar la guardia son el cambio cimático y la generación de energías limpias, con una transición energética planificada, consistente y sin improvisaciones.
Y a raíz de lo sucedido esta semana con los ataques cibernéticos, la ciberseguridad es otra clave en los retos pendientes por enfrentar para lograr una industria sostenible.
Cada uno de estos desafíos implica una flexibilidad en materia educativa para formar talento humano que corresponda a estas nuevas necesidades de la industria.
La ruta está trazada, toca hacer camino y vestirse despacio para ir de prisa con el foco puesto en las metas para garantizar la sostenibilidad a buen ritmo y sin pausa.