Maestro, docente, educador, profesor, instructor, formador y guía. Sea cual sea el sustantivo empleado para llamar a William Rafael Caldera se queda corto si no le adjuntamos el apellido inspirador.
Justamente la inspiración debería ser una cualidad infaltable en cualquier ser humano que ostente el privilegio de formar y educar a las nuevas generaciones.
Transmitir conocimientos y dictar cátedra dejó de ser –hace ya mucho rato y por fortuna– el papel de los docentes de escuelas y de universidades.
Lo que corresponde es estimular la capacidad de autoaprendizaje, de generar pensamiento crítico y análisis, e incentivar la curiosidad y la necesidad de escarbar y profundizar para hallar respuestas.
De eso sí que sabe el profesor cordobés de 57 años que es uno de los 50 finalistas del Global Teacher Prize, el reconocimiento mundial más importante para destacar a los mejores maestros del planeta por su innovación, estrategias pedagógicas y compromiso social.
El profe Caldera enseña inglés en la Escuela Normal Superior Lácides Iriarte, en el municipio de Sahagún, departamento de Córdoba. En su juventud se inclinó por la arquitectura, pero terminó diseñando y trazando su camino hacia lo que le apasionaba de verdad: la docencia.
Tomar la decisión correcta y seguir su corazón lo llevó a siempre estar en busca de cómo mejorar sus estrategias para conectar con sus alumnos y sembrar en ellos el deseo de aprender, sobre todo porque enseña a quienes serán en el futuro sus colegas docentes.
Así surgió ¡Vamos a cine! Se trata de un proyecto pedagógico que utiliza la proyección de películas como mecanismo para la enseñanza del inglés y para el desarrollo de las habilidades comunicativas de los estudiantes.
El proyecto no solo se quedó en las aulas sino que se expandió a la comunidad del municipio acompañado de campañas sociales y toda una suerte de actividades en beneficio de los sahagunenses y de los habitantes de los alrededores. Una iniciativa que ya no hace solo el profe William, sino a la que se integran también sus estudiantes como aporte para su entorno.
De esto se trata el privilegio de enseñar: de multiplicar las buenas ideas, las buenas prácticas y los hábitos que hacen saludable a una comunidad.
Por eso hay que brindar un sonoro aplauso al ‘teacher’ de clase mundial que nació en la capital cultural de Córdoba y que ya se ganó el más importante de todos los premios: el agradecimiento y el reconocimiento de sus alumnos y de las comunidades en las que ha logrado impactar con su dedicación, compromiso y pasión por la docencia.
William Rafael Caldera comparte el honor de estar entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize con otros 9 docentes de Latinoamérica. Con él son 10 los profesores de esta parte del mundo que integran ese club.
El premio es otorgado por la Fundación Varkey en asocio con la Unesco y Dubai Cares. Para llegar a este punto se evaluaron 7000 postulaciones de 130 naciones. El ganador de este importante reconocimiento recibirá el premio el próximo 8 de noviembre en París, Francia.
En tanto se conoce el nombre del mejor profesor del mundo, en los distintos rincones de Colombia muchos docentes ejercen una labor trascendental para el futuro del país.
El compromiso de la educación es mayúsculo porque en medio de un mundo acelerado, lleno de tecnología y de tantas incertidumbres, la figura del maestro debe ser cada vez más preponderante y respetada si queremos una nueva generación que sea crítica, pero al mismo tiempo respetuosa, tolerante, creativa, innovadora y positiva con su entorno.
Todos recordamos en nuestro paso por la escuela y la universidad al o los profesores que marcaron nuestras vidas y por los que sentimos profunda gratitud o admiración por sus enseñanzas.
Así que el reto para los docentes de hoy es cada vez mayor cuando tienen que competir con las pantallas que se roban la atención muchas veces de sus alumnos.