Cumplidas las elecciones locales de 2023 que dieron paso a los hoy alcaldes y gobernadores, desde el Gobierno se dieron mensajes de todo tipo, menos de unidad nacional. El presidente Gustavo Petro convocó una primera reunión con los entonces mandatarios electos en la que no tuvieron cabida, particularmente, los de las grandes ciudades y departamentos que representan los partidos opositores, sino los afines al proyecto político del Pacto Histórico.

De hecho, en sus posesiones, los que no fueron invitados a esos primeros encuentros, enviaron mensajes al jefe de Estado pidiendo articulación y trabajo en equipo por los territorios. Tarea que honestamente pintaba difícil en el caso de Barranquilla por los sabidos desencuentros y marcadas diferencias políticas del presidente con el grupo político del alcalde.

Sin embargo, como de toda crisis siempre surgen oportunidades, la decisión de Panam Sports de retirarle a la capital del Atlántico la sede de los Juegos Panamericanos 2027 terminó propiciando una cumbre de alto nivel en la que convergieron el presidente Petro, el gobernador Eduardo Verano y el alcalde Alejandro Char y de la cual resultó una estrategia y hoja de ruta en el propósito de recuperar los Juegos.

Fue un largo encuentro de más de tres horas, en las que seguramente se revisaron los errores cometidos y las posibilidades sobre la mesa para lanzar la ofensiva diplomática que comenzó en busca de que el Comité Ejecutivo o la Asamblea General de Panam Sports le devuelva al país la sede y el derecho de organizar las justas deportivas.

El daño a la confianza internacional está hecho, a día de hoy los Panamericanos 2027 ya no tienen como sede a Barranquilla y se busca una nueva ciudad que los albergue; los organismos de control mantienen sus investigaciones para determinar responsabilidades por los incumplimientos en los compromisos adquiridos y en el Congreso de la República se anuncian debates de control político y moción de censurar a la ministra del Deporte.

Al margen de esas responsabilidades políticas y disciplinarias que tendrán que asumirse en algún momento, ojalá ya con los Juegos de vuelta para el país si surte efecto el plan acordado, hay que destacar y no dejar pasar por alto lo ocurrido el pasado martes en la Casa de Nariño.

De cualquier manera quedó demostrado que se puede y se deben dejar a un lado las ideologías, las agrias diferencias y disputas políticas que marcan la agenda nacional y que impiden avanzar en los proyectos y las ejecutorias que finalmente terminan beneficiando a los ciudadanos.

El ánimo conciliador y la articulación del Gobierno nacional con los locales es imprescindible para generar puntos de encuentro y soluciones a las problemáticas que afectan a las diferentes regiones.

El caso de los Panamericanos es una oportunidad para que nuestros dirigentes sigan demostrando grandeza y unidad en un propósito común que será complejo, pero no imposible. Ojalá lo logren yque traigan la buena noticia al turismo, la economía y el deporte del país de que las competencias más importantes después de los Olímpicos se desarrollarán en Colombia dentro de cuatro años.

Que lo ocurrido con Panam Sports, atribuido a la “ignorancia” y el “miedo” de los funcionarios a los que se refirió el presidente Petro en su intervención ayer al reconocer la suma de errores que llevaron a los incumplimientos, sea también una oportunidad para que el Gobierno en su conjunto y todos los ministerios evalúen sus ejecuciones en procura de que los motores del plan de desarrollo que se trazaron se aceleren y los presupuestos asignados comiencen a cumplir su cometido.

Colombia necesita que sus gobernantes, en todos los niveles, sin dejar el necesario y valioso disenso que genera la democracia, puedan dirimir sobre la mesa los asuntos que le hacen bien a la ciudadanía y al crecimiento de la nación y de su gente. Es bueno ver al presidente liderando los temas importantes del país y mucho más de la mano de alcaldes y gobernadores