El desbordado e irracional fanatismo de algunos seguidores de Junior los llevó a intimidar a un vigilante del estadio Metropolitano Roberto Meléndez y a entrar a la fuerza al escenario, el martes pasado, con el féretro de un aficionado fallecido.

En medio de la soledad y vulnerabilidad del escenario, que es custodiado por cinco vigilantes distribuidos en cuatro zonas, los barristas del equipo rojiblanco invadieron, llevaron el ataúd a la tribuna sur y desarrollaron un excéntrico ‘homenaje’ a Jean David Montalvo, el hincha que, lamentablemente, murió en un accidente de tránsito en la capital del Atlántico.

No se pudo hacer nada para bloquear el camino y evitar que este grupo de fanáticos se tomaran el estadio como si estuvieran en el patio de la casa de alguno de ellos. La Secretaría de Deportes del Distrito, en cabeza de Daniel Trujillo, debe implementar medidas para incrementar la seguridad en el que se puede considerar el templo del fútbol colombiano por su condición de casa del seleccionado nacional por tantos años, y por el constante protagonismo de Junior en la Liga.

Mientras se adoptan determinaciones y se ajustan los protocolos de vigilancia para cerrarles las puertas a este tipo de comportamientos, que se seguirán presentando si no pasa nada y todo sigue igual, el Distrito debería pensar en abrirles los brazos y los accesos al escenario a todos los turistas que se mueren por tomarse una foto en el estadio de Junior y la Selección.

Es frecuente encontrar en el ‘Metro’ visitantes, del extranjero y de otras ciudades del país, buscando la manera de ingresar. No existe ningún plan o recorrido turístico oficial para uno de los símbolos arquitectónicos de la ciudad.

Si no es con un partido de Junior o de la selección Colombia no hay manera formal y transparente de conocer un lugar tan icónico de la ciudad.

Es increíble que la Oficina de Turismo del Distrito o la misma Secretaría de Deportes no ofrezcan y cobren, con diferentes precios, un paseo por el Roberto Meléndez, como sucede en otros grandes estadios del mundo como el Santiago Bernabéu, del Real Madrid; el Nou Camp, del Barcelona; La Bombonera, de Boca Juniors; el estadio Monumental, de River Plate; o el Estadio Centenario, de Montevideo, Uruguay.

El tour por el Santiago Bernabéu, por ejemplo, cuesta entre 35 y 50 euros (entre 155 mil y 222.000 pesos colombianos). El valor depende del tipo de paquete que se escoja. Los más costosos permiten acceder a más zonas del escenario.

Obviamente el Metropolitano no tiene la infraestructura ni la popularidad mundial del Bernabéu y del club que lo mantiene, pero sí despierta muchísimo interés de las personas que constantemente visitan la ciudad, por su Carnaval, por su Malecón, por su culinaria y todos sus atractivos.

La sola cancha del estadio y sus tribunas son apetecidas para una selfie. El ‘Metro’ tiene buenos camerinos y áreas que muchos querrían conocer. En la administración distrital pasada se hizo una línea de tiempo y se comenzó la construcción de un museo.

Aparte hay una sala de prensa, palcos, zona mixta, tribuna de periodistas, una serie de ingredientes que los turistas, futboleros o no, disfrutarían y aprovecharían para llevarse un recuerdo de un lugar tan especial para los barranquilleros.

Hay muchísimo potencial para explotar alrededor del estadio, que demanda una permanente inversión en su sostenimiento general.

Organizar ese recorrido y otros planes alrededor de eso, ofrecerlos y popularizarlos para propios y extraños, podría generar unos recursos para parte de su sostenimiento y para aumentar el número de vigilantes que garanticen que sus puertas estarán clausuradas para los facinerosos que nunca faltan, o para situaciones como las presentadas el martes anterior.

Lo mismo se puede hacer en el estadio Édgar Rentería, que tiene una estatua del legendario beisbolista en sus afueras y un hermoso museo en su interior, que sorprendentemente se encuentra desactivado, cerrado, a merced de las telarañas. ¿Por qué no está abierto al público? ¿Por qué no se explota? Ni siquiera en los juegos de la última temporada de la pelota caliente profesional colombiana estuvo habilitado.

¡Que abran las puertas del Metropolitano!