En un mundo tan cambiante y que evoluciona a ritmos tan acelerados por cuenta de los desarrollos tecnológicos, una de las condiciones esenciales para el ser humano es la capacidad de adaptación y de innovación. Es ese indicador el que mide justamente la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en las pruebas Pisa 2022 que se aplicaron en 64 países.
Concretamente en este apartado, la OCDE pretende establecer la capacidad de “pensar creativamente” de los jóvenes estudiantes, y que de acuerdo con la justificación del informe da un panorama sobre “qué tan bien están preparando los sistemas educativos a los estudiantes para pensar de manera innovadora en diferentes contextos de tareas”.
Dicho esto, aunque el estudio todavía recogía muchos de los efectos de la pandemia por covid-19, reveló que Colombia está muy por debajo del promedio que es de 33 puntos. Los resultados del país se ubicaron en 26 puntos, incluso por debajo de Chile (31), México (29), Uruguay (29) y Costa Rica (27). Unos números que ponen a pensar necesariamente en la calidad de la educación que están recibiendo las nuevas generaciones.
Se conoció este informe justamente en medio de una semana marcada por el paro y los plantones de los maestros en el país que suspendieron sus actividades en las dos últimas semanas antes del periodo de vacaciones en rechazo a la ley estatutaria de educación que terminó hundiéndose en el Senado de la República, por las presiones de Fecode, el sindicato del magisterio, que no aceptaba los acuerdos y los consensos que permitieron que la iniciativa del Gobierno fuera aprobada en primera debate en la Comisión I del órgano legislativo.
Al final, el proyecto ni siquiera se agendó ante el panorama de tres ponencias: la del Gobierno, la de la oposición y la tercera que presentó un liberal en busca de mediar. Pero nada surtió efecto. Lo que sí definitivamente pesó fue la radical posición de Fecode de paro indefinido hasta tanto no se hundiera la reforma a la educación, como en efecto terminó pasando.
Después de muchas horas y meses de trabajo, la iniciativa gubernamental, necesaria y que además establecía la educación como un derecho fundamental, terminó naufragando en el maremágnum en el que se convirtió el Congreso de la República con la agenda marcada por el Gobierno y los debates y mociones de censura a los ministros.
Entre los puntos más álgidos y que más resistencia generó en Fecode era el relacionado con la evaluación a los docentes a partir del resultado de los estudiantes en las pruebas Saber. En ese sentido, la posición del poderoso sindicato del magisterio frente al proyecto que se acordó con todos los partidos era que no se podía calificar la gestión o desempeño de los profesores con base en unas pruebas estandarizadas con las que se mide la calidad de la educación de los estudiantes. Además de otros puntos que consideraron los maestros “desdibujaron” el proyecto de ley que salió de la Cámara de Representantes.
La ley estatutaria de educación fue en su momento el gran logro a mostrar y el ejemplo de que con diálogo y consenso era posible pactar acuerdos en el Congreso; sin embargo, el castillo de naipes se derrumbó y lo que parecía ser la victoria legislativa más importante del Gobierno terminó siendo una gran frustración que incluso, todo indica, se convirtió en la puntada final para la salida de la ministra Aurora Vergara del gabinete, una de las más probables y primeras candidatas a ser removidas de su cargo en el remezón ministerial anunciado por el presidente Gustavo Petro para esta semana.
Definitivamente todo mal para la educación en el Gobierno del Cambio, que no logró anotarse un solo punto en el sector. Desde el piloto del modelo de salud con los maestros que pasó de manos del Fomag a la Previsora hasta la hundida reforma, pasando por la polémica elección del rector de la Universidad Nacional y las denuncias de violación de la autonomía universitaria. Conflicto tras conflicto y pocas soluciones.
Si así nos va en educación, un tema tan crucial e importante para el país y que merece toda la importancia, la planeación y el consenso, entonces dónde será que tendremos un punto de convergencia que nos pueda unir para poder avanzar y sentir que no estamos en un punto muerto.
Lástima que la educación no fue el pegante que nos unió como país en procura de trabajar el famoso acuerdo nacional.