Si hay un desafío con el que el Gobierno nacional tendrá que ser estratégico y prudente al mismo tiempo para no poner en jaque las finanzas y la estabilidad económica del país es el cumplimiento de la regla fiscal. Así lo advirtió el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf ) tras el análisis al Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2024-2035.

Para el Carf, el apretón que hizo el Ministerio de Hacienda en los últimos días de junio congelando gastos por 20 billones de pesos es insuficiente. De hecho el propio Gobierno había fijado en el MFMP que el que se necesitaría sería de $51 billones, con lo cual haría falta un segundo apretón por más de $30 billones.

El principal llamado de atención del Carf en relación con el plan financiero del Gobierno para este 2024 tiene que ver con la posibilidad de que no se cumpla con los supuestos de recaudo por gestión de $3.4 billones ni lo esperado por la recolección del impuesto de renta en el segundo semestre por $2.3 billones. De no cumplir estas metas –indicó el comité– sería necesario otro ajuste adicional del gasto por el orden de los $5.3 billones, valorando el impacto causado por los menores ingresos.

Partiendo de que el recaudo tributario ha estado por debajo de lo esperado en los últimos dos años y esto incide en el clima de incertidumbre frente a los ingresos que puede obtener la nación para financiar sus gastos, le corresponde al Ejecutivo consolidar la reducción de dichos gastos que presentó en el Marco Fiscal de Mediano Plazo en aras del cumplimiento de la regla fiscal en 2024 y aplicar los ajustes adicionales.

Pero si para este año las advertencias del Comité Autónomo de la Regla Fiscal están por el lado del incumplimiento del recaudo de impuestos y su impacto en los ingresos estructurales de la nación, para el 2025 las observaciones apuntan a que el marco fiscal “no incluye de forma explícita” el impacto de la reforma pensional sobre el gasto primario. Palabras más, palabras menos, no es claro cómo y de dónde va a salir la plata para los pilares solidario y semicontributivo que necesitarán cerca de $4 billones y que tendrán que ser incluidos en el MFMP del próximo año que entrará en vigencia la pensional, “respetando el techo de gasto” para esa vigencia.

Todo ello sin contar con los giros adicionales a Colpensiones que se requerirían para las cuentas generacionales y el tratamiento especial para poblaciones elegibles que quedaron aprobadas en la reforma.

Y así, de este corte, son los 31 puntos absolutamente técnicos del análisis publicado por el Carf en los que en resumen se alerta por lo que llaman la “const ante tensión” en la que est á el cumplimiento de la regla fiscal y a la postre de sus principales objetivos, que son estabilizar la deuda –debe hacerse en el 55 % del producto interno bruto– y las finanzas públicas.

El tema de litigios y el cálculo de ingresos por recaudo tributario se señalan como las cuentas alegres que hizo el Gobierno en su momento. Contó con plata que no tenía en mano y este año no tuvo otra opción que, como lo dijo el propio ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, sincerar la deuda y apretarse el cinturón.

De las cuentas alegres a las cuentas claras es la única vía para organizar las finanzas del país. Afortunadamente el mensaje ha sido claro y directo en el sentido de que se cumplirá a toda costa la regla fiscal para evitar que se encarezcan la deuda externa contraída y los créditos para los cuales el Gobierno pidió ampliar su cupo de endeudamiento en USD17.600 millones.

Sin embargo, se requerirá además de una férrea disciplina fiscal un tono de parte del Gobierno, pero sobre todo del presidente Gustavo Petro, que permita dar tranquilidad y certidumbre a los mercados y a los inversionistas para no alejarlos y propiciar un clima que contribuya a que la economía despegue y haya un crecimiento real que permita que el PIB esté por encima de las tasas de interés promedio de la deuda de la nación y así abrir un mayor espacio fiscal para el gasto permanente.

El desafío en materia fiscal para el Ejecutivo no es menor. Todo lo contrario. Hay que asumir el reto y centrarse en las acciones del plan de reactivación económica que se ha anunciado que se presentará al Congreso el próximo 20 de julio. Menos discurso y más acción y ejecución.