Acusando el desgaste de su convulsa relación con el Congreso, el presidente Gustavo Petro instaló este 20 de julio la tercera legislatura del Parlamento. Este periodo será definitivo para los intereses del Ejecutivo en su propósito de sacar adelante las reformas cruciales de alcance social que por la falta de consensos y de una coalición amplia naufragaron o se quedaron a la deriva.

No es un misterio que si durante esta determinante etapa la agenda reformista no se aprueba, difícilmente eso ocurrirá en la cuarta y última legislatura, cuando estaremos inmersos en el intenso ciclo electoral. De manera que al petrismo se le agota el tiempo, además el margen de maniobra para hacer realidad las promesas del cambio con las que fue elegido en junio de 2022.

Consciente del adverso momento político que hoy enfrenta, en el que se le acumulan los nubarrones en el horizonte, especialmente por la inédita tormenta política que ha desatado el oprobioso escándalo de corrupción en el interior de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (Ungrd), que salpica –como es de público conocimiento– a funcionarios claves de su gobierno, el jefe de Estado decidió usar la tribuna legislativa para pedirle perdón a los ciudadanos, también a los congresistas, asumiendo la responsabilidad política por el nombramiento en la dirección de la entidad de Olmedo López, una figura de la que indicó procede de la izquierda, como él mismo.

Este gesto coherente de Petro frente al vergonzoso entramado de corrupción maquinado en el seno de su gobierno anticipó el tono moderado de su mensaje. Durante más de una hora dio a conocer el sentido del paquete de iniciativas legislativas que el Ejecutivo, acompañado de la coalición de gobierno, presentará para reactivar la economía, considerando la posibilidad de un aumento de la inversión forzosa, el cual se centrará en industria, turismo, vivienda y agricultura.

De esta última destacó que en la actualidad es el gran motor de crecimiento, de generación de empleo, de reducción de pobreza y desigualdad social en los territorios del país. De hecho, el jefe de Estado aspira, como lo reiteró en varias ocasiones en su discurso, a cambiar las normas, o lo que es lo mismo las leyes –vía Congreso–, para potenciar la economía popular y, en particular, a este sector, al agro, no solo para mantener su actual tendencia de crecimiento, sino para acelerar la reforma rural integral, a través de la transformación de la Agencia de Tierras o acudiendo a otros instrumentos que, a su vez, impulsen la implementación del Acuerdo de Paz, que criticó.

Sin apenas detenerse en la preocupante situación de violencia que afrontan departamentos como el Cauca o grandes centros urbanos, con escaso sentido de autocrítica, insistió en que buscará detener las economías ilícitas. También anunció reformas a la normatividad energética, incluida la CREG, de la que hizo fuertes cuestionamientos sobre los criterios para seleccionar a sus miembros. En resumen, Petro estimó que el país va por buen camino en términos económicos y sociales, y se mostró exultante tras la salida de 1,6 millones de personas de la pobreza en 2023.

Convencido como está de que las reformas o acciones del Gobierno sirven, porque es eficiente y ha cumplido, lo cual fue uno de los aspectos más rebatidos en los discursos de la oposición, propuso trabajar conjuntamente en la búsqueda de un acuerdo político nacional para concertar las reformas, entre ellas la de la salud, que confirmó volverá a presentar. Ese pacto social también incluiría sectores por fuera del Congreso que apuestan por los cambios que defiende el Ejecutivo.

Como no basta serlo, sino parecerlo, Petro, al igual que su bancada de gobierno, tendrán que esforzarse, al margen de sus buenas intenciones o mensajes conciliadores, para recuperar la confianza de congresistas y, sobre todo, de partidos, que se expresaron no solo preocupados, al señalar que el país retrocede en sus manos, como lo dijo el senador David Luna, sino desilusionados por la forma cómo están gobernando. En ese sentido, el representante Daniel Carvalho dio en el clavo, al precisar que con sus acciones y las de quienes lo rodean, el presidente, que encarnó el cambio, “ha hecho todo por devolverle el poder a la derecha que tanto combatió".