Con una visión construida paso a paso y con consistencia en su ejecución, Barranquilla se ha posicionado como un destino turístico emergente importante y atractivo no solo para el mercado doméstico, sino también para el de los extranjeros.

En ello ha jugado un papel importante el desarrollo de una infraestructura orientada a ofrecer espacios recreodeportivos, conjugados con la naturaleza como factor transversal en el propósito de convertir a la capital del Atlántico en la primera biodiverciudad de Colombia.

Los cinco kilómetros del Malecón del Río, el Ecoparque Mallorquín y muy pronto las playas de Puerto Mocho y el Tren Turístico de Las Flores completan ese triángulo que le ha permitido a la ciudad acentuar su vocación turística, en un círculo virtuoso que ha venido a complementar el atractivo cultural y gastronómico con el que ya contaba la ciudad por cuenta de su carnaval y de la amplísima oferta de restaurantes de comida criolla e internacional.

Hasta hace pocos años Barranquilla se perfilaba solo como un destino complementario y de paso o tránsito para los dos grandes polos turísticos de la región Caribe por tradición, como Cartagena y Santa Marta, en buena medida por su vocación comercial y por el turismo de salud. No obstante, el prisma con el que se mira desde fuera a la Arenosa se ha ido ampliando, y ha ido escalando posiciones entre los principales destinos turísticos en Colombia. Las cifras así lo confirman.

Desde el año 2015 la ciudad ha venido reportando un incremento en el número de visitantes pasando de 500 mil anuales a 627 mil en 2016, y casi que triplicando la cantidad en 2023 con un récord de 1.600.000 turistas, 217 mil de ellos internacionales.

En los primeros 8 meses de 2024, de acuerdo con los registros del Distrito, a la capital del Atlántico ya habían llegado 900 mil visitantes, lo que hace pensar que al cierre de esta vigencia se duplicará el número de 2023, que hasta ahora ya presenta un incremento del 35 %.

Y es que justamente la ciudad, gracias a la infraestructura que ha desarrollado, incluyendo el Centro de Eventos Puerta de Oro, ha ampliado su capacidad para acoger grandes eventos con unos 188 hoteles y más de 14 mil camas disponibles.

No es azar que luego de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018, Barranquilla haya venido logrando traerse distintos eventos corporativos, empresariales y gremiales. Hace pocos días fue todo un éxito el Congreso Nacional de Fenalco y el próximo mes será el de Camacol. Se trata de una tarea de promoción trazada en conjunto entre el sector público y el privado, articulado por la agencia de promoción de inversiones de la ciudad, Probarranquilla, que también trabaja por la atracción de nuevas empresas que inviertan en el Distrito y el Atlántico.

Lo cierto es que este movimiento y este protagonismo le han valido a Barranquilla para obtener dos nominaciones en los llamados premios Oscar del turismo, los World Travel Awards 2024, en las categorías Destino Cultural Líder del Mundo y Destino Líder en Festivales y Eventos del Mundo, para lo cual la organización de los premios mantiene abiertas las votaciones hasta el próximo 20 de octubre.

La ciudad ya había conseguido el galardón a nivel suramericano, pero ahora busca el reconocimiento global.

Es muy valioso que el nombre de Barranquilla aparezca en estos escenarios internacionales. No cabe duda. La ciudad y sus autoridades han trabajado para ello. No obstante hay una serie de retos y desafíos por superar, en los que hará falta más que la voluntad de los gobiernos locales, pues la conclusión de un aeropuerto de calidad, o al menos con mejor capacidad y calidad de servicio, requiere del concierto de las instancias nacionales, solo por poner un ejemplo y muy urgente y necesario, al igual que la conclusión de importantes vías que conectan vía terrestre a las capitales del Caribe.

Mucho por hacer aún en nuestra ciudad, claro que sí, pero que se ha andado ya un buen camino y con frutos es innegable. Hay que ir por mucho más, gerenciando y gestionando porque plata del Estado muy poca para estos lares costeños.