Blanco es, gallina lo pone y frito se come, ¿qué es? Racionamiento de gas. Inevitable. En un borrador de resolución publicado para comentarios, el Ministerio de Minas y Energía confirma oficialmente lo que era un secreto a voces entre las entidades del sector durante la última semana. Del 31 de octubre al 4 de noviembre, coincidiendo con el mantenimiento programado de la terminal de importación y regasificación de Gas Natural Licuado SPEC LNG, empresa de Promigas, ubicada en Cartagena, se declarará un racionamiento de gas en el territorio nacional.
Esta decisión de obligatorio ahorro energético ratifica, sin duda alguna, lo que gremios, como, Naturgas, Andeg y Acolgen, compañías del sector, responsables de las térmicas, ex ministros de minas, consultores o expertos, han advertido con insistencia a lo largo de meses acerca de la dramática escasez de gas que se registra en la actualidad. Alertas desestimadas por el Gobierno nacional sobre una fuerte crisis coyuntural, con visos de convertirse en una estructural, que no ha hecho otra cosa que incrementarse en medio de una difícil temporada de condiciones de baja hidrología, debido al déficit de lluvias que han impactado los niveles de los embalses que generan la energía hidráulica.
Sin poder contar al 100 % con las hidroeléctricas obligadas a guardar agua como medida de prevención para encarar, o mejor aún, poder resistir la temporada seca de final y arranque de año, dependemos de las térmicas, en especial de Termoflores, TEBSA y Termocandelaria, sobre todo en la región Caribe, para producir electricidad. Pero como estas funcionan con gas importado, es decir, el que se regasifica en la terminal de SPEC, que debe parar sí o sí para someterse a su imprescindible mantenimiento anual, nos encontramos de repente en el peor de los mundos.
En vista de que la disponibilidad del gas que se produce en los campos nacionales resulta tan limitada para abastecer la actual demanda, consecuencia de una sucesión de erráticas decisiones en materia de política pública, ausencia de debidas medidas regulatorias, señales contradictorias y sectarismo camuflado, para no quedarnos a oscuras en la Costa el Gobierno, vía Minminas, decreta racionamiento, restringe consumo e intenta redireccionar todo el gas posible que encuentre a las térmicas que, como lo hicieron en lo peor de ‘El Niño’, otra vez salvan la patria.
Andeg, la Asociación Nacional de Empresas Generadoras, calcula que la región necesita entre 450 y 700 megas de energía al día, demanda que las centrales térmicas operando a máxima capacidad podrían atender, pero, claro está, requieren del gas nacional, lo que no deja de ser un enorme desafío a garantizar. Prioriza Minminas las cantidades que harán falta, confía en que se reduzca la demanda por ser puente festivo y establece un comprensible orden de atención de usuarios para evitar que hogares o comercios se vean afectados por cortes de energía durante ese lapso.
En definitiva, las alternativas de ejecución ofrecidas por el Consejo Nacional de Operaciones de Gas Natural (CON Gas) y el Centro Nacional de Despacho (CND), luego de sus evaluaciones para distribuir de la forma más eficiente el gas disponible intentan conjurar la eventual afectación de hasta un 12 % de la demanda de energía eléctrica en el Caribe, que podría tener un costo estimado de entre $80 mil y $170 mil millones por día, si se produce un apagón. De suerte que asegurar la continuidad en el suministro de gas a las térmicas para garantizar la seguridad en la generación energética de la región es lo esencial, pero no podemos dejar de preguntarnos con disgusto, ahora que caminamos en el filo de la navaja del racionamiento de energía, porque el de gas ya es real, ¿qué hace falta para que el Gobierno se decida a superar el déficit energético?
Es tanta la incertidumbre que existe frente al futuro de la energía eléctrica y del gas que no está claro por dónde el Ejecutivo con sus comisionados de la Creg debería comenzar a enderezar el camino para conjurar esta doble crisis de déficit o escasez que se agudizará sin remedio, sobre todo a partir de 2025, cuando el margen de reserva del sistema eléctrico se situará en 1 %. Es tiempo de soluciones para asegurar más energía en firme, de acelerar la entrada al sistema de los proyectos atrasados que aportarían más de 4 mil megas o de dar luz verde a las nuevas inversiones que se requieren. La hoja de ruta es clara, como también lo son las señales de aviso de que debemos prepararnos de manera inmediata para los vaivenes de la variabilidad climática.
Este racionamiento de gas natural demuestra que los augurios más extremos no son tan lejanos. De modo que si no se actúa con certezas ante lo apremiante, sin negar ni rechazar las evidencias, dejando de lado las recurrentes contradicciones que lo hacen todo aún más complejo, no habrá cómo atajar el impacto de un apagón en la competitividad, el empleo o el bienestar de la gente. Se acabó el margen de reserva para seguir jugando a ser el bombero que apenas apaga incendios