Tradicionalmente los destinos turísticos por excelencia que acaparaban la atención de los viajeros nacionales e internacionales en el Caribe colombiano eran Cartagena y Santa Marta, y en ese mismo grupo aparecía por sus exóticos paisajes La Guajira. Barranquilla era paso obligado para negocios, pero no se ubicaba en el radar de los destinos preferidos por los turistas para visitar en el país.
Pero en el caso de la capital del Atlántico y de los municipios del Departamento el panorama ha cambiado, pues las administraciones públicas distrital y departamental se han apegado a un plan pensado y ejecutado para desarrollar la infraestructura necesaria para convocar el turismo doméstico y de extranjeros.
No por suerte la Arenosa ha logrado ubicarse en el mapa de destinos favoritos en Colombia y evidencia un crecimiento en materia de turismo.
De acuerdo con el reporte del último informe del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con corte al mes de octubre, la ciudad acumulaba un total de 166.952 llegadas de pasajeros en vuelos internacionales regulares y 1.052.150 en llegadas de pasajeros en vuelos nacionales regulares, lo que representa un incremento del 6,4 % con respecto al mismo periodo de 2023.
De hecho la Alcaldía de Barranquilla resaltó en su informe de la temporada de fin de año que la dinámica de los últimos cuatro años indica que a la ciudad están llegando en promedio unos 110 mil visitantes mensualmente. Dentro de esos turistas se destacan dos tipos: el de negocios, que representa el 35 %, y el que lo hace por motivos personales, con el 33 %.
Y es que como ya se ha reseñado en estas páginas editoriales y en los contenidos que sobre el desarrollo turístico de la ciudad y del Atlántico ha desarrollado EL HERALDO, la ciudad cada vez afianza más su remoquete de la Puerta de Oro, pues se ha empeñado en consolidar su apuesta como destino clave para el turismo sostenible abriendo toda una amplia oferta de espacios como el Gran Malecón, el ecoparque Mallorquín, la playa de Puerto Mocho y el tren turístico de Las Flores, que sin duda se convirtieron en los grandes atractivos en la temporada de fin de año y vacaciones.
Solo en diciembre, según las cifras del Distrito, el Gran Malecón recibió un millón de visitantes, mientras que Puerto Mocho acogió a 100 mil y el ecoparque de la ciénaga de Mallorquín, 50 mil personas.
Lo propio han aportado los municipios del Atlántico, con los cuales la Gobernación ha desarrollado toda una ruta para impulsar el turismo de sol y playa, pero también el cultural y ecológico, a partir de los murales de colores en paredes y techos como en Usiacurí, el reordenamiento de playas y el centro gastronómico Muelle 1888 en Puerto Colombia, y las reservas ambientales como la de Luriza.
Todos estos planes se han desarrollado dentro de los programas de promoción con los que el Departamento se presentó en más de 38 ferias, eventos y ruedas de negocios dentro y fuera del país el año pasado, buscando tener como carta de presentación un destino emergente y diverso en su oferta.
Otras cifras de la Gobernación que refrendan el buen momento que atraviesa el turismo en el Departamento son las relacionadas con la ocupación hotelera, con un 54 %, tres puntos por encima del promedio nacional (51 %). Hoy el Departamento cuenta con al menos unos 300 establecimientos de alojamiento con 16 mil camas de capacidad, cuando en 2019 la cifra apenas llegaba a 140 establecimientos y 6 mil camas.
La expectativa de crecimiento se mantiene con la apertura de nuevas rutas áreas que conectan al Atlántico de forma directa con Medellín, Cúcuta y San Andrés. No obstante, la batalla que tendrán que mantener los gobiernos locales y los gremios es por lograr que el Gobierno nacional, este o el que vendrá para 2026, no escatime en mejorar las condiciones del aeropuerto Ernesto Cortissoz. Hará falta todo un trabajo de gestión para que Barranquilla y el Departamento cuenten con una terminal aérea acorde con sus ambiciones y su infraestructura turística.