Junior ha ganado una decena de campeonatos y ha estado cerca de tocar la gloria continental en un par de ocasiones. Su camiseta rojiblanca es símbolo de identidad y su nombre, sinónimo de pasión para el pueblo barranquillero.
Sin embargo, vale la pena preguntarse, ¿es acaso Junior la única expresión de gloria deportiva que hay en la ciudad? La respuesta la vienen dando los Titanes, los más ganadores de la Liga Profesional de Baloncesto, y la acaban de entregar hace pocos días los Caimanes de Barranquilla, la novena de béisbol profesional de la Arenosa.
Ellos también saben ganar, y de qué forma. En una épica remontada contra los Vaqueros de Montería, los ‘saurios’ salieron de una serie que les era desfavorable tres juegos contra uno, para ganar los últimos tres en línea y llegar a su corona 14, siendo la divisa barranquillera más ganadora en el deporte que sea, llámese Junior con el fútbol, Titanes en el baloncesto o cualquier otro.
Es más, Caimanes ha ganado cuatro de los últimos cinco torneos y, por el camino, la Serie del Caribe. Es, además, la única franquicia deportiva de la ciudad en ostentar un título internacional.
Si Barranquilla sabe sobre el yunque martillar, Caimanes sabe en el béisbol ganar. Y es que los ‘reptiles’ están tan íntimamente relacionados con su ‘Quilla’ que festejan su fecha de fundación los 7 de abril, el día de la ciudad.
Caimanes también es como los barranquilleros. A pesar de tenerlo todo en contra, creyó en lo que tenía, creyó en lo suyo, se reconstruyó para hacerse más fuerte y pasó por encima de las dificultades.
Sin embargo, pareciera para muchos ciudadanos que sus triunfos pasan desapercibidos. Preocupa ver que durante buena parte de la temporada las asistencias al estadio Édgar Rentería (un estadio a la altura del equipo que lo defiende) hayan sido muy bajas.
Caimanes se ha cansado de invertir en busca de traer, año tras año, a los más encumbrados beisbolistas del país.
No en vano en los últimos años gran cantidad de jugadores grandesligas se han puesto su uniforme, pasando por Dilson Herrera, Harold Ramírez, Reiver Sanmartín, Jhon Romero y hasta los más recientes Jair Camargo y Gustavo Campero. Pero, por alguna razón, sus juegos solo llenan en la final. Claro, es normal que la gente vaya a lo seguro sabiendo que es un equipo construido para ganar, ¿pero acaso no merecerían un poco más de respaldo y reconocimiento también?
Las comparaciones son todas odiosas. Pero si Junior tuviera una hegemonía deportiva como lo hacen los ‘saurios’, al estadio Metropolitano seguramente le hubieran construido otro piso más, pues con las sillas que tiene no le bastaría.
Y es que no es un problema de identidad. El barranquillero es fútbol, pero también muchas otras cosas, como se ha demostrado a lo largo de la historia, y la ‘pelota caliente’ es una de ellas.
Para la muestra, la figura de Édgar Rentería, quien en más de una ocasión calentó el frío ambiente capitalino poniendo a hablar a los bogotanos del béisbol. Un tema cuando menos exótico para la cultura andina.
Por eso, reivindicar el trabajo de Caimanes y su presidente, Roberto Char Carson, en su afán de ganar y dar espectáculo, es más que loable, pensando no solo en el resultado deportivo sino en sembrar una semilla en sus aficionados de amor por el deporte de los bates y las manillas.
Este mismo equipo, desde hoy, afronta una nueva etapa internacional. Se convierte en participante fundador de la llamada Serie de las Américas, la alternativa a la Serie del Caribe que se ha negado a admitir a Colombia en las últimas ediciones.
Este nuevo certamen reúne a potencias como Cuba y Panamá, pero también le da la alternativa a nuevos como Argentina de irse a medir con equipos fuertes de la región. La local Nicaragua y Curazao completan la lista de participantes.
Así las cosas, el béisbol colombiano, representado en Caimanes, alejado de las luces y de los grandes apoyos públicos que hace tiempo decidieron voltear la espalda a este deporte, intentará seguir dejando en alto el nombre de los barranquilleros en el exterior, como el equipo ganador y luchador que ha demostrado ser.
Sin dudas que hay muchas formas de llamar a la pasión. En Barranquilla, pasión es el Carnaval, como lo es también el Junior o Shakira, las pinturas de Alejandro Obregón y las letras de Álvaro Cepeda Samudio o la poesía de Meira Del Mar, así como un largo camino de cosas que hacen vibrar los sentimientos. Y para la ciudad, Caimanes tiene que ser otro nombre para la pasión de los barranquilleros.