Todo comenzó como un periódico escolar, luego terminó convertido en un programa radial y 35 años después se ha consolidado como el semillero de la tradición de la fiesta folclórica y cultural más grande de Colombia, y una de las de mayor diversidad, riqueza e historia y que le mereció el reconocimiento como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco.
Ese es el resumen de la historia del Carnaval de los Niños, un espacio que los más pequeños han cultivado y han ido ganando como propio para expresarse y para preservar, promover y apropiarse de las tradiciones que han hecho grande el Carnaval de Barranquilla.
Enalteciendo y celebrando esas tres décadas y media es imposible no dedicarles un merecido capítulo de aplausos y reconocimientos a los artífices y cerebros de este legado que ha significado para la ciudad herencia, aprendizaje, formación de valores y ciudadanía, pero sobre todo de niños conscientes de sus raíces y de la importancia del respeto a sí mismos y su entorno: los profesores Julio Adán Hernández y Ana María Rúa, quienes juntos a sus hijas han procurado mantener y engrandecer el Carnaval de los Niños, con un calendario que incluye actividades lúdicas, su bando y coronación y un desfile propio para los carnavaleritos de la ciudad y de los municipios del Atlántico.
Justamente ayer en la Plaza de la Paz, Victoria Ceballos Cure y Samuel Bermúdez Cepeda y Roca, los reyes del Carnaval de los Niños 2025, lideraron la puesta en escena ‘Por fuera de este mundo’, con la participación de más de 670 niños y adolescentes en la muestra que envío un poderoso mensaje de resolución de conflictos a través del amor, de la unión y la armonía, en tanto que recorrían varios planetas buscando su llamado protector , hasta aterrizar en su planeta de la alegría: Barranquilla.
Lo visto ayer sobre la tarima dispuesta en uno de los emblemáticos escenarios del Carnaval solo reconfirma que la fiesta y las tradiciones que la han construido tienen un presente inmejorable y un futuro de larga vida asegurado, con el derroche de talento y amor por su carnaval que tienen los pequeños barranquilleros y aquellos que la ciudad acoge como propios porque aquí han venido sus familias a asentarse.
Cada año la fiesta de los niños tiene a sus soberanos que se convierten en los voceros y embajadores de los carnavalores que en cada edición de la fiesta se promueven para incentivar la cultura ciudadana y la convivencia pacífica.
Ya coronados, Vicky y Samu leyeron sus decretos reales, en los que ratificaron que “de lado a lado el Carnaval está asegurado”, refiriéndose a todos los niños que desde muy pequeños llevan en las venas y en su corazón la semilla de las tradiciones de nuestras danzas y disfraces.
Y es en esa transmisión de saberes a través de las generaciones que se garantiza la prevalencia y permanencia del patrimonio oral e inmaterial que destacó la Unesco, pero también se convierte el Carnaval de los Niños en una valiosa herramienta para cultivar valores y promover el cuidado, amor y respeto por la niñez, pues está más que claro que si desde la infancia se utiliza la riqueza de nuestra cultura para educar a las nuevas generaciones tendremos en el futuro adultos comprometidos con su ciudad y con sus raíces.
Comenzaron con pie derecho las grandes actividades del Carnaval de los Niños, que continuarán con sus actividades lúdicas en los llamados Paco Pacos al Parque, en donde a través de dibujos expresan sus sensaciones y emociones en torno al Carnaval. También regresa el Semillero de la Tradición, el evento en donde pueden presentarse en un espacio fijo para exhibir su preparación y ardua dedicación de meses. Y el calendario para ellos cierra el próximo 16 de febrero, cuando será el momento cumbre de los carnavaleritos con su desfile para apreciarlos en la calle con toda su ternura, alegría y picardía para contagiar a todo el mundo.
Una vez más hay que aplaudir de pie la titánica tarea de los profes Julio Adán y Ana María, impulsores de la más bella expresión del Carnaval en los rostros y voces de los niños.