Cyrillus Swinne ha dedicado su vida a reivindicar la bondad. El religioso nacido en Países Bajos, que hace justo 48 años –en pleno precarnaval de 1977– resolvió por su inmensa vocación de servicio con los extremadamente vulnerables instalarse en el corazón del suroccidente de Barranquilla, vuelve a darnos una lección de la luminosa grandeza que lo ha hecho ser el gran apóstol de los desvalidos. Su compromiso con la ciudad jamás se agota.
Este miércoles, su Comunidad Ministros de los Enfermos Religiosos Camilos inaugura el Ecoparque del Suroccidente, en el barrio Siete de Agosto, donde EL HERALDO lo encontró trabajando en su adecuación, de la mano con su gente. Como en otros de sus invaluables proyectos sociales, educativos o de atención sanitaria, como el próximo a entregar nuevo hospital San Camilo, especializado en salud mental, en cada rincón o detalle del privilegiado espacio natural biodiverso que se extiende por 2,5 hectáreas se descubre su colosal lucha por la inclusión empática de quienes afrontan una vida de absolutas carencias.
Cuando el padre Cyrillus habla resulta imposible no emocionarse. Su mensaje es un contagioso grito a la conciencia que confirma que una entrega genuina a los demás es uno de los caminos más expeditos para ser mejores seres humanos. Quienes lo acompañan en su nuevo sueño hecho realidad, desde el Gobierno de Japón y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hasta la Alcaldía de Barranquilla, universidades y empresarios locales, pasando por los habitantes de la zona, sus más estrechos aliados, ratificaron con creces cómo la solidaridad, el trabajo en equipo, la nobleza de espíritu, la responsabilidad, el respeto y otros intangibles, que en nuestra sociedad de consumo han caído en desuso, son los motores que transforman realidades, otorgan valor y dignifican existencias desoladas.
Sin duda, a este religioso singular de risa fácil y carácter recio, a quien le sostiene e impulsa una fuerza espiritual descomunal, le sobra el coraje para tocar las puertas que hagan falta, siempre que sea en beneficio de los menos favorecidos. Es así como ambiciona darle continuidad al Ecoparque del Suroccidente, con una segunda etapa que continúe renovando, además de reverdeciendo, este espacio público para conectar a la comunidad con la naturaleza, mientras fortalece el tejido social, el sentido de apropiación e identidad.
Ahora que ya se han dado los primeros pasos en el proceso de restauración ecológica de sectores aledaños a la avenida Circunvalar, en el interior del Parque Bicentenario, la meta es construir un vivero de 6 mil metros cuadrados y una huerta comunitaria para echar a andar un modelo de integración socioeconómica con oportunidades laborales que beneficien tanto a la población de acogida como a la migrante. En particular, a la que hace parte del asentamiento informal conocido como Villa Caracas, donde residen unas tres mil personas.
Cyrillus, hombre santo, de enorme fe y paciencia de Job, es de los que cree en los milagros. Pues ahora necesita varios para asegurar los $10 millones mensuales que demanda el mantenimiento del Ecoparque y otros $3 mil millones para financiar la obra de la huerta comunitaria. Sabemos que mucha gente de buen corazón que cree en el prójimo, pese a ese lado oscuro que habita en nuestra alma humana, desea invertir en lo que vale la pena.
Ciertamente, la bondad no tiene un valor de mercado, pero es lo más preciado que existe. Quien la posee, atesora una fortuna incalculable que no pertenece al plano terrenal. Visto así, Cyrillus Swinne es un potentado que inspira al mundo, no desde el sectarismo ni la confrontación como los autoproclamados mesías modernos, sino desde la justicia social, la paz, la generosidad o la tolerancia. Quienes buscan salvadores que rediman sus vacíos se estrellan contra la nada, porque la única redención posible está en nuestro interior. El neerlandés lo supo siempre y ha obrado en consecuencia. No tenemos cómo agradecerle tanta benevolencia con su patria chiquita. Antes bien, ovacionemos su legado en el suroccidente que no deja de crecer, como su voz que grita en el desierto contra la exclusión.