Imposible negarlo. No se puede esconder. Debatirlo es perder el tiempo. Teófilo Gutiérrez es ídolo indiscutido de Junior y ha quedado en evidencia una vez más durante esta semana. El solo anuncio de su regreso al equipo para emprender su cuarto ciclo, ya casi a los 40 años de edad, revolucionó favorablemente el ambiente rojiblanco.

La hinchada, decepcionada por el frustrado fichaje de James Rodríguez, e inconforme con algunas decisiones de César Farías y de la familia Char, propietaria del club, estaba desanimada y fastidiada con todo lo relacionado con el conjunto tiburón, que para colmo de males, comenzó con el pie izquierdo al empatar sus tres primeros partidos, dos en condición de local.

Todo era viento en contra y lluvia de críticas. Y lo peor, ya empezaba a notarse cierta indiferencia. Las dos primeras asistencias fueron bastante pobres y con más presión que aliento. Quejas, reproches, murmullos e insultos era lo que bajaba de las desoladas tribunas del Metropolitano en los juegos ante Deportivo Cali (0-0) y frente a Águilas (2-2).

Pero desde el sorpresivo anuncio de la contratación de Teo Gutiérrez, salió el sol en el panorama rojiblanco. La aparición del astro barranquillero, a pesar del paso de los años y la pérdida de algunas condiciones de su estado físico, emocionó e ilusionó a una buena porción de los seguidores junioristas.

Cesaron las críticas a César Farías y sus dirigidos. Toda la atención se centró en el crack ‘made in’ Chinita. Se comprobó por enésima vez que Teo, con virtudes y errores como persona y futbolista, es una figura muy admirada en la ciudad y en el mundo Junior.

¿Conseguirá la forma atlética ideal para marcar diferencia en el Junior actual? Su confianza y determinación continúan intactas. Ya veremos, el tiempo dirá, si todo lo demás sigue tan firme. Más allá de los resultados deportivos que pueda ofrecer al equipo de sus amores, un desafío que tiene ad portas de llegar a 40 calendarios, qué bueno sería que Gutiérrez aproveche tanta popularidad y carisma para dar el mejor ejemplo posible a todos esos jóvenes y niños que lo siguen, idolatran y sueñan con ser como él.

Ya más maduro, con mucha más trayectoria, recorrido y reconocimiento encima, Teo debe proyectar, dentro y fuera de la cancha, sin perder su esencia, una imagen que inspire e invite a los pequeños a sumergirse en el deporte y sacar a flote valores y cualidades transformadoras para su familia y sus comunidades.

¿Cuántos niños de La Chinita, La Luz y Las Nieves, barrios donde brotó y creció la pasión de Teófilo Gutiérrez por el fútbol, anhelan imitar sus logros como jugador y escalar económicamente y como ser humano?... A juzgar por toda la efervescencia de su retorno, son miles los chiquillos que lo ven como punto de referencia y él no debe ser inferior en esa responsabilidad que de alguna manera tiene como figura pública.

Ahí mismo en Junior, en medio de varios jugadores veteranos como él, existe un grupo de jóvenes como Jhomier Guerrero, Jhon Navia, Yéferson Moreno, Jhon Lerma, José Caicedo, Jhon Vélez, Fabián Ángel, Miguel Agámez, Léider Berdugo, Jesús Díaz, Jordan Barrera, Joel Canchimbo y Miller Bacca, que lo van a ver todos los días con respeto y admiración.

Será el espejo de varios de ellos y debe reflejar los comportamientos más adecuados para guiarlos, respaldarlos e impulsarlos a crecer. Su fichaje, según lo que él mismo y el técnico Farías han dicho, también le apunta a eso, a que Teo, al igual que lo vienen haciendo Carlos Bacca y otros referentes de la escuadra, ejerzan un liderazgo ante esos jóvenes que se abren paso en la vida a través del fútbol.

Esa inmensa aceptación y notoriedad que tiene como futbolista claramente lo hace sentirse orgulloso y feliz. Así se muestra desde que se confirmó su vuelta a la casa rojiblanca. Y así debe permanecer durante todo su último baile en Junior, disfrutando y dando espectáculo y buen ejemplo, cerrando con broche de oro una exitosa carrera.

Ampliar la enorme huella triunfal que dejó en sus anteriores periodos en el club y agregarle otros aspectos modélicos que agranden su leyenda es un reto que Teófilo no debe gambetear. ¡A dar el mejor ejemplo en todo sentido!