Aunque todo se ha dicho nada está escrito definitivamente y todavía le resta una dura prueba, si se quiere compleja e impronosticable, a la reforma a la salud, llamada la 2.0, del Gobierno nacional, que gracias a las habilidades transaccionales de la nueva vedete del Ejecutivo, el polémico ministro del Interior, Armando Benedetti Jimeno, logró allanarse el camino, surtir el trámite y obtener los votos necesarios en la Cámara de Representantes para su aprobación.
El reto ahora para el todopoderoso jefe de la cartera política, quien ha sabido hacer uso de su curtida experiencia en la política para reunir los apoyos necesarios para destrabar la iniciativa en el Legislativo, es la Comisión Séptima del Senado, donde el proyecto del gobierno de Gustavo Petro ya fue atendido el año pasado sufriendo una derrota que le impidió llegar a la plenaria para convertirse en ley de la república.
De ese episodio a la fecha el pulso no ha variado mucho en la comisión, en donde EL HERALDO, consultando uno a uno a sus miembros, pudo constatar que la reforma no prosperaría, pues ocho de los integrantes de la célula legislativa –dos conservadores, dos del Centro Democrático, uno de la U, Liberal, Colombia Justa Libre y la ASI, respectivamente–la votarían negativamente, cinco la apoyarían –tres del Pacto Histórico, uno de Alianza Verde y otro de Comunes– y solo uno de sus miembros, del partido Mira, no confirmó cómo sería su voto.
Muchos son los reparos al proyecto oficialista, pero los principales y sobre los cuales está la mayor resistencia es en la falta de un aval fiscal riguroso y “técnicamente sustentado” por el Ministerio de Hacienda –cuestionan algunos senadores consultados por esta casa editorial–, pero también la eliminación en la Cámara del artículo relacionado con la meritocracia para la designación de gerentes de clínicas y hospitales públicos y directores de instituciones de salud del Estado, decisión que quedará, de aprobarse la reforma, en manos de gobernadores y alcaldes.
“Vuelve la burra al trigo”, reza el adagio popular. Lo que tanto daño le causó al sistema de salud colombiano cuando estaba en manos exclusivamente del Estado volvería, por cuenta de la improvisación y terquedad del ‘Gobierno del Cambio’, a ser un dolor de cabeza inncesario para los usuarios y pacientes que son los que al final padecen los malos manejos del sector.
El otro punto cuestionado es –al modo de ver de algunos congresistas, pero también de asociaciones científicas, agremiaciones y usuarios– que no se está escuchando a las distintas voces que representan a todos los actores involucrados o impactados por la modificación en el funcionamiento del sistema de salud del país.
Pacientes Colombia, que reúne a 199 asociaciones, advierte que pasaron a ser “organizaciones de pacientes a ser organizaciones de víctimas”, partiendo de la premisa que el articulado aprobado en la Cámara de Representantes no responde a las necesidades que tiene hoy el sistema y muy por el contrario lo que hace es imponer “obstáculos y barreras de acceso” para usar los servicios, agudizando la crisis humanitaria en la salud, por lo cual para este miércoles están convocando plantones y manifestaciones en las principales ciudades del país.
Pero también hicieron una declaración pública las diferentes asociaciones y agremiaciones médicas y científicas que hacen parte de la Mesa de Crisis del Sector Salud, quienes reiteran que por cuenta del giro directo a las IPS y de las decisiones del Gobierno para presionar la aprobación de su reforma se han provocado los cierres temporales de más de 26.000 servicios de salud y 9.055 cierres definitivos entre 2023 y 2024 (semestre I) y más de 1.200 en semestre II de 2024.
Adicionalmente la Andi ha advertido en su último informe que la reforma propuesta no enfrenta los financiamientos estructurales del sistema, pero si se implementa “generará una carga insostenible para las finanzas públicas”, que se estima dejará un déficit de $141,4 billones en los próximos 10 años y no de $21,8 billones como previó el Ministerio de Hacienda.
¿Será la Comisión Séptima del Senado la que le ponga el freno al decidido gobierno del presidente Petro de lograr cómo sea y cueste lo que cueste la victoria con su cuestionada reforma a la salud? ¿Terminará siendo el remedio peor que la enfermedad? Las esperanzas de quienes no creen en la fórmula petrista para mejorar el sistema de salud del país están cifradas en el Senado que en 2024 logró atajar el caballo desbocado reformista del actual Ejecutivo, convencido de que la estatización es la solución a todos los males colombianos.