Veinte huesos rotos, perforación en sus dos pulmones y múltiples golpes sometieron a Egan Bernal a cinco cirugías en los 14 días que permaneció internado en la Clínica Universidad de la Sabana.
Tras el grave accidente ocurrido el pasado 24 de enero, en la vía que va de Bogotá hacia Tunja, cuando se preparaba para competencias contrarreloj y chocó a más de 60 kilómetros por hora contra la parte trasera de un bus estacionado en la vía, la condición del ciclista fue crítica antes de las cirugías. Tanto que el propio Bernal le dejó saber a sus seguidores a través de redes sociales que por poco se mata. “Tuve un 95 % de probabilidad de haber quedado parapléjico”, informó una vez superó las intervenciones quirúrgicas que le permitieron recuperarse rápidamente y ser dado de alta el pasado domingo.
El campeón del Tour de Francia 2019 y del Giro de Italia 2021 enfrenta la más dura carrera de su joven existencia, como él mismo lo dijo. Ya pasó la etapa más difícil: salvar su vida y lograr salir en pie del centro asistencial que veló por su salud durante dos semanas.
Ahora se viene una etapa durísima para recuperar toda su movilidad y capacidad física, en un largo proceso de rehabilitación y terapias para acondicionar su cuerpo y trabajar por poder volver a montarse en una bicicleta y competir.
Desde que empezó su carrera siendo joven, a Egan nada le ha quedado grande. Con dedicación, trabajo y sobre todo mucha disciplina y constancia llegó a convertirse en el campeón más joven en los 110 años de historia de la carrera ciclística más importante del planeta –lo hizo a los 22 años– y el primer latinoamericano en conquistar las carreteras galas.
Al año siguiente, en 2020, el receso obligado por la pandemia y severos dolores de espalda por una escoliosis lo sacaron de competencia y no pudo buscar retener el título del Tour. Pero no frenó sus pedalazos y siguió trabajando para recuperarse. El campeón colombiano se sobrepuso y conquistó el Giro de Italia 2021, una segunda gloria de las grandes para su palmarés.
El 2022 pintaba para ser nuevamente un año de gloria, quizás por eso su nivel de concentración por esos objetivos no le permitió advertir el obstáculo que se lo impediría y terminó con medio cuerpo roto. Un nuevo revés para Egan como deportista de élite, pero no para su espíritu luchador y combativo que lo ayudó a salir airoso de una batalla contra la muerte.
En Colombia todos confiamos en que su tenacidad, su sacrificio y su disciplina lo llevarán otra vez a la élite del ciclismo mundial y volveremos a verlo bañado de gloria y subido a los podios de las grandes temporadas ciclísticas. Egan es, sin duda, un ejemplo para el país de resiliencia, superación, trabajo, lucha franca sin pisar a nadie para ascender en sus metas y vencerse a sí mismo.