La única batalla que hoy se libra en Barranquilla es la de las flores. Ninguna más tiene cabida, en especial esas que desencadenan pesimismos, intolerancias, rencores o dolores. La fiesta de la vida se vuelve a abrir paso con ritmo esperanzador, marcando el camino de plenitud y goce para los habitantes de la Puerta de Oro de Colombia, al igual que para los de los municipios del Atlántico y del resto de la región Caribe, unida a nuestra fiesta a través del río Grande de la Magdalena. Todo un acto de fe que nos acerca un poco más a la normalidad de principios de 2020, recuperando la confianza perdida: ¡Porque esto también pasará!

Luego de la obligada pausa de 2021, consecuencia de la implacable pandemia, este sábado regresa al Cumbiódromo de la vía 40 el primer gran desfile de los cuatro días de Carnaval. Esta vez, en homenaje a los 80 años del Reinado Popular y sus tradicionales verbenas. Aquellas inolvidables fiestas populares al aire libre con música y baile que congregaban a los curramberos a amanecer entre palmeras, mientras los que no tenían cómo entrar a ellas debían conformarse con mirar a través de los espacios que quedaban abiertos entre los listones de madera que, a manera de corraleja, resguardaban el derroche juvenil que se vivía en su interior, como no, ¡a punta de picó!

Merecido reconocimiento a este elemento central de la verdadera esencia del carnaval popular que transformaba los barrios en epicentro del sabor guapachoso. Las verbenas memorables como ´La Puya Loca’, ‘El Bambú’, ‘La Estera’, ‘Fogata’ o ‘A pleno Sol’ no son simples nombres con los que, de manera acertada, se bautizaron los ocho bloques que integran hoy la Batalla de Flores 2022. Cada una de ellas acumula una historia propia, única e irrepetible en la vida de generaciones de barranquilleros, pletórica –por demás– de gratos recuerdos, como lo es el Carnaval mismo.

Más de 10 mil danzantes de 140 grupos folclóricos, comparsas, cumbias, disfraces individuales y colectivos hacen parte de los bloques verbeneros, coronados por 15 carrozas inspiradas este año en la tradición, la flora y la fauna del Carnaval. Un acervo patrimonial excepcional que nos permite extasiarnos con el alegre colorido de la ciudad de las marimondas, la exuberante biodiversidad de nuestros manglares, el exotismo de la selva africana, el realismo mágico del Macondo de Gabo o la profunda riqueza cultural y natural del Atlántico. Todo eso se encuentra a nuestro alcance no solo porque cabe en un mismo desfile, lo cual es absolutamente ‘sobrenatural’, sino porque es el fiel reflejo de lo que somos, de nuestra idiosincrasia, con sus virtudes y defectos, mejorable sin duda, pero incuestionablemente nuestra.

Valeria Charris, la incombustible soberana de las fiestas, presidirá la Batalla de Flores con el rey Momo, Kevin Torres Valdés. Pero todo el protagonismo de esta importante figura del Carnaval, que conmemora 27 años de esplendor, la tendrá durante su desfile sobre la calle 17. Catorce reyes acompañarán el recorrido a lo largo de sectores del suroriente, donde 150 grupos folclóricos les rendirán tributo. Gratitud infinita a estos hombres que han dedicado su vida entera a enaltecer la tradición con su invaluable aporte a las fiestas. A sus años, que no son pocos, se han convertido en testimonio vivo de las manifestaciones, saberes y expresiones populares de esta Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad que revalida nuestra identidad caribe. En la carrera 44, la reina Paula Sarmiento también derrochará alegría a los asistentes a la Batalla de Flores del Recuerdo 'Sonia Osorio'. Otra opción más de deleite gozón.

El menú del primer día del Carnaval 2022, aderezado con ´Baila la Calle’, la pista bailable más grande de la ciudad en el Par Vial de la carrera 50, se ofrece potente. Cerca de 360 mil turistas, entre nacionales y extranjeros, visitan la ciudad dinamizando su economía, en particular la de los restaurantes y sitios de ocio nocturno, gastando en promedio $1.330.000 cada uno, mientras los hoteles alcanzan una ocupación del 90 %. No son las cifras récords de años anteriores y, siendo realistas, este es un carnaval bastante austero con cambios e innovaciones en su programación. Coletazos de la pandemia. Pero tras la frenada en seco de 2021, sectores formales e informales tienen un respiro. Sin duda, se necesita para empezar a superar la fragilidad socioeconómica revelada por la crisis. Barranquilla disfruta, sonríe y celebra. ¡Ya era hora!