El 6 de marzo de 2020 Colombia recibió la noticia oficial del primer caso de covid-19 en el país tras confirmarse el contagio de una joven de 19 años que llegó procedente de Milán, Italia, con los síntomas del virus del que apenas comenzábamos a conocer y cuando aún no dimensionábamos su letal impacto. El inicio de la pandemia fue cruel para los primeros que tuvieron que afrontar los síntomas, pues tuvieron que enfrentar el estigma social, el señalamiento, incluso los ataques físicos y verbales por ser portadores del coronavirus. ¡Qué momentos tan duros!

365 días después es doloroso el balance de la afectación por la pandemia: 60.412 personas no lograron vencer la enfermedad y dejaron un vacío inmenso en sus familias. 216 de ellas aún lloran la partida de los grandes héroes en medio de la tragedia: los médicos, enfermeros y personal de la salud que salvando vidas perdieron la suya.

Además de la pérdida de vidas, la crisis sanitaria derivó en una fuerte crisis económica que golpeó el bolsillo de miles de personas que perdieron sus empleos por cuenta de los aislamientos obligatorios que nos confinaron por varios meses. Una severa pero necesaria medida que dio al traste con cientos de negocios y empresas que se fueron a la quiebra y no tuvieron más opciones que cerrar sus puertas.

La primera ciudad colombiana a la que la covid-19 golpeó con todas sus fuerzas fue Barranquilla. Cuánto dolor y cuánto sufrimiento vivió esta ciudad, acostumbrada a la alegría y a las reuniones de vecinos en sus barrios, por cuenta de esta enfermedad que se ensañó con sus habitantes. La capital atlanticense estuvo por muchos días, más de un mes, en el ojo del huracán por las descontroladas cifras de contagios y muertes que se presentaban a diario entre los meses de junio y julio, cuando vivió el primer y hasta ahora único pico epidemiológico de la pandemia. Ese momento de crisis se hizo extensivo a su área metropolitana y al resto de municipios del Atlántico.

Distrito y Departamento trabajaron de la mano, y juntos, con el apoyo del sector privado y de las propias comunidades, lograron superar la crisis y dar el primer paso en el país para la reactivación económica.

Errores, sí, muchos. Seguramente las autoridades, en medio del incipiente conocimiento de este virus, se equivocaron en algunas decisiones, pero lo cierto es que el confinamiento en su momento y los protocolos de bioseguridad han salvado y siguen salvando millones de vidas.

La batalla continúa y todavía no es hora de bajar la guardia. Este fin de semana llegan al país 1,5 millones de vacunas adicionales, que esperamos todos sea el punto de partida para, ahora sí, la vacunación masiva.

Confiamos en que se ajusten todos los procesos y actores implicados para ponerle el acelerador al Plan Nacional de Vacunación sin dilaciones y sin pausas. Mientras tanto, que el tapabocas, el lavado constante de manos y el distanciamiento sigan siendo las armas indispensables para seguir en pie de lucha contra el coronavirus.