Barranquilla da un paso más en la reapertura escalonada de actividades a partir de este lunes 10 de agosto, lo que permitirá ir recuperando de manera gradual y segura aspectos de la vida de la ciudad suspendidos hace meses. Señales alentadoras que deben ser recibidas de forma responsable por los ciudadanos llamados a guardar las medidas de autocuidado porque, como ocurre en el resto del país, el Aislamiento Preventivo Obligatorio se mantiene porque el virus no se ha ido.

Sin embargo, es importante reconocer que gracias al esfuerzo de los habitantes de Barranquilla las medidas adoptadas por las autoridades locales y el compromiso de los sectores económicos reactivados, los indicadores de la Covid-19 siguen cediendo en las distintas localidades, donde a fecha de hoy se acumulan más de 32 mil casos, de los cuales 25 mil ya se han recuperado, esto equivale a un 78% de curados, y lamentablemente 1.527 personas han fallecido.

De acuerdo con la información del Instituto Nacional de Salud y analizada por la Gerencia de Crisis del Distrito, la tasa de contagio sigue controlada y la positividad es ahora del 13%, es decir, menos de dos personas de 10 a las que se les practica una prueba resultan positivas. Además, la ocupación de camas UCI está en el 48%, cuando a mediados de junio se situó por encima del 90% encendiendo todas las alarmas por una crisis que parecía desbocarse. La letalidad también se ha reducido considerablemente con un promedio de entre 6 y 10 fallecidos en los últimos días, y se vuelve a estar en un promedio histórico de entre 14 y 22 muertes naturales diarias.

Mientras tanto, la ciudad mejora su capacidad de toma y procesamiento de pruebas. De 1.500 pasó a 3 mil diarias en el último mes y continúa en una permanente búsqueda activa de casos y desplegando acciones de promoción y prevención en salud para fortalecer el autocuidado de los ciudadanos, especialmente de los adultos mayores y personas con factores de riesgo. Esta población tiene que ser atendida de manera prioritaria y en sus entornos familiares deben extremarse las precauciones para salvaguardarlos de un contagio. Aunque los menores de 59 años son los que más se infectan según estadísticas oficiales, los mayores de 65 siguen siendo los principales afectados y quienes más requieren servicios de alta complejidad como unidades de cuidados intensivos.

La flexibilización de las medidas abre una nueva etapa de mayor compromiso y responsabilidad individual y colectiva. Los ciudadanos merecen este voto de confianza, se lo han ganado con su comportamiento respetuoso y actitudes sensatas frente a la gestión de la pandemia en el interior de sus familias, entornos laborales, cuando usan los medios de transporte o salen a realizar sus diligencias esenciales. Casi tres meses después de su implementación, a partir de mañana cambia el pico y cédula de dos dígitos a uno de días pares e impares hasta el próximo 23 de agosto.

La reapertura de espacios públicos como los parques y el Gran Malecón únicamente para actividades físicas individuales en los horarios establecidos pondrá a prueba la capacidad y voluntad de los habitantes de Barranquilla para interactuar de forma correcta. Un ejercicio de responsabilidad social que marcará el compromiso y cumplimiento de los ciudadanos para poder seguir avanzando en la recuperación de la vida productiva con nuevos sectores habilitados para operar.

150 mil personas que dejaron de trabajar debido al impacto económico de la pandemia están a la espera de encontrar nuevas fuentes de ingreso. Muchas de ellas volvieron a laborar gracias a la reapertura de más de 3 mil 600 establecimientos de comercio no esencial adelantada en las 5 localidades. Otras esperan poder hacerlo cuando se autorice el reinicio del sector gastronómico que comienza su plan piloto el 20 de agosto con 30 restaurantes que cumplieron con las protocolos de bioseguridad. Este también será un gran reto para los ciudadanos que deberán aprender a adaptarse a las nuevas normas con respeto y comprensión.

Desde este lunes más gente podrá salir a la calle y quienes lo hagan deberán cumplir, por su seguridad sanitaria y la de los demás, con las medidas mínimas de autocuidado, como el uso del tapaboca que es una obligación y se debe aceptar como parte de esta nueva realidad que llegó para quedarse de manera indefinida. Quedarse encerrado no es una opción. La vida sigue y depende de cada persona asumir cómo la quiere llevar.