La búsqueda de soluciones a la pandemia convoca a toda la sociedad a cerrar filas solidaria y responsablemente para dejar atrás el momento más crítico de la emergencia, pero las decisiones descansan sobre unos pocos.

La reactivación parcial y escalonada de sectores productivos en el país es un ejercicio de enorme complejidad que se debe construir de manera coordinada.Hay protocolos de bioseguridad bastante avanzados en el caso de la construcción y los de la industria manufacturera –por su amplia diversidad– se están definiendo en detalle para adaptarlos a las grandes empresas de confecciones o a los pequeños talleres de costura, por ejemplo.

Han sido semanas de gran tensión para todos los colombianos, y en el caso del presidente, gobernadores y alcaldes, mucho más, porque desde sus posiciones de responsabilidad deben adoptar determinaciones que garanticen prioritariamente la vida y la salud de los ciudadanos, y atiendan de manera oportuna los efectos sociales y económicos que esta crisis sin precedentes está generando a diario. Titánica ha sido la labor de los mandatarios territoriales, que apenas están cumpliendo poco más de 100 días en estos cargos, dedicando sus agendas de gobierno, única y exclusivamente, a dar respuesta al desafío de ofrecer soluciones a las múltiples necesidades de los habitantes de sus regiones, especialmente los más vulnerables.

Cuando el país se prepara para iniciar una nueva etapa hacia la recuperación de la vida productiva de determinados sectores, lo que pondrá a prueba la disciplina social de cada persona, un intenso debate marca diferencias entre lo definido por el Gobierno nacional y las posiciones que defienden alcaldes sobre la conveniencia o no de esta apertura. Mientras, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y el mandatario de Cali, Jorge Iván Ospina, estiman que la reactivación económica dispararía el riesgo de contagio de la población, los gobernantes de Medellín, Daniel Quintero, de Barranquilla, Jaime Pumarejo, y de otras ciudades de la Costa la respaldan.

La búsqueda de soluciones frente a la pandemia convoca a toda la sociedad a cerrar fi las de manera solidaria y responsable para dejar atrás el momento más crítico de la emergencia, pero las decisiones descansan sobre unos pocos elegidos democráticamente. A los ciudadanos, que están haciendo un sacrificio descomunal permaneciendo en sus casas en medio de esta coyuntura tan adversa sin tener la garantía de cuándo podrán retornar a una vida relativamente estable, se les debe consideración

Quienes hoy adoptan medidas trascendentales no sólo deben gobernar, también deben ejercer como verdaderos líderes capaces de superar sus disensos sin generar más desazón a quienes están ya lo suficientemente frustrados e impotentes por el prolongado confinamiento. Decidir de manera coordinada y conjunta, considerando pros y contras. No hay cabida para el revanchismo político. Avanzar hacia la salida de los niños, que fue reconsiderada a último momento, o de la fuerza laboral, bajo estrictos protocolos de bioseguridad, exige grandes dosis de prudencia y coraje para asumir con enorme responsabilidad y basadas en evidencias científicas las mejores decisiones que minimicen riesgos para los que saldrán a trabajar y para los que se quedarán aún en casa por largo tiempo.

Seguir encerrados hasta que se pruebe la eficacia de una vacuna no es una opción, autorizar la salida de todos los grupos poblacionales a la calle, de la noche a la mañana, tampoco. Hacerle frente a los efectos de la pandemia exige equilibrio y sensatez para no generar más ansiedad a una ciudadanía que ya está bastante golpeada, y a la que le vendría bien recibir un mensaje de corresponsabilidad en las decisiones de sus gobernantes en un escenario que privilegie la confianza pública.